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Entrevista:

"No quiero que me comparen con la Callas"

Nacida hace 29 años en Adjud, una aldea de la Moldavia rumana, Angela Gheorghiu alcanzó las mieles de la gloria el pasado otoño con su interpretación de Violeta en La traviata, de Verdi, dirigida por Georg Solti en el londinense Covent Garden. Un éxito que repetía en el Festival de Salzburgo a finales de agosto. Estilizada y bella, Gheorghiu encaja a la perfección en el papel de la desgraciada cocotte Violetta Valery, una creación que le valió el reconocimiento absoluto de la crítica londinense. El éxito ha sido tal que la compañía Decca se decidió a grabar la versión, lanzada en disco y vídeo hace apenas unas semanas en Londres.Aun así, Violeta es sólo un papel para Gheorghiu, que carece de preferencias entre las heroínas de la ópera. Un papel que la ha catapultado a una fama de la que parece querer preservarse a toda costa. Fría ante los elogios y reticente a aceptar el juicio de quienes la han comparado con una moderna María Callas, Angela Gheorghiu reivindica su derecho a ser ella misma sin etiquetas perturbadoras.

Lejos de los dramas de las heroínas de ópera, Gheorghiu vive una vida feliz junto a su compañero, el también cantante de ópera italo-francés Roberto Alagna. Alagna, presente en la entrevista, y que interviene con frecuencia en la conversación, que salta del inglés al italiano.

Pregunta. El éxito conseguido en Covent Garden con su primera Traviata ha sido espectacular, pero el suyo no era un nombre desconocido en Londres.

Respuesta. No, en absoluto, Covent Garden es uno de mis teatros favoritos, e hice mi presentación en él en 1992 con Zerlina de Don Giovanni. Pero sí era mi primera Traviata.

P. Algunos críticos la han comparado con María Callas a raíz de esa interpretación.

R. No sé lo que significa ser "una nueva Callas, una nueva otra". Yo soy simplemente. Angela Gheorghiu. Es una manía de los críticos que me parece injusta para los cantantes y para todo el mundo.

P. Creía que era un elogio agradable de oír.

R. No, en absoluto. No tenemos nada que ver. Si ve usted el vídeo o escucha el disco se dará cuenta de que la comparación carece de sentido. Es totalmente falsa.

Alagna: Son cosas de los críticos para vender más periódicos.

Gheorghiu: Cuando alguien está empezando e intenta construirse una personalidad no es nada agradable que te quieran meter en la piel de otra persona.

P. ¿Ni siquiera en la de María Callas? ¿Pensaba que era una de las leyendas del bel canto, una de las sopranos más admiradas?

R. Claro que la admiro, a ella y a muchas otras. Pero no es el modelo, la escuela para una joven soprano. La Callas, como yo y como todo el mundo, tenía defectos. Por otra parte admiro a muchas sopranos.

P. ¿Por ejemplo?

R. Bueno, en realidad me interesan un montón de cantantes, no simplemente sopranos. Se puede aprender de los tenores, de los barítonos, de los músicos en general. La música de cámara me encanta y los lieders son maravillosos; una puede encontrar enseñanzas en todos ellos. Incluso se puede aprender del cine y del teatro.

P. Desde que se graduó, usted en la Academia de Música de Bucarest en 1990, parece que la suerte la acompaña.

R. Sí, ha sido un camino en ascenso, pero sin sobresaltos, desde que conseguí mi primer contrato para cantar fuera de Rumania. Ahora vivo un poco en todas partes. Roberto y yo queríamos instalarnos a caballo entre París y Londres. París, porque Roberto es de allí, y Londres, porque es donde están las sedes de nuestras compañías discrográficas.

P. La ópera vive un momento de total auge. En los últimos años ha vuelto a renacer como un espectáculo de buen gusto y tremendamente de moda. Los grandes teatros de ópera están llenos de esnobs y nuevos aficionados ¿Se nota esto desde el escenario? Quiero decir, en la falta de conocimiento real de la música.

Gheorghiu: Hay de todo, gente que sabe y gente que no tiene ni idea. Pero eso pasa siempre.

Alagna: Lo que ha ocurrido es que los nuevos intérpretes de la ópera han transformado el espectáculo. Cuando vas a la ópera y te encuentras a una soprano así [Alagna señala a su bella compañera, Angela, vestida con un traje sin mangas de intenso tono verde], es como tener un poco del glamour del cine, y por eso a la gente le interesa más. Antes ibas a la ópera y te encontrabas una prima dona de 200 kilos; la cosa era diferente. Es raro en contrarse a una chica como Angela: con una técnica vocal, con una voz bonita y con un físico espléndido.

Gheorghiu: Todas las jóvenes cantantes intentamos actuar también, ser un poco como actrices.

Alagna: No, no es sólo eso, no se trata de eso. Es cierto que la nueva generación intenta aproximarse un poco a la interpretación, pero no intentan ser actores; actuar en la ópera es imposible. Lo nuevo de los jóvenes cantantes es que intentan evitar los aspectos convencionales del bel canto. Antes era como el circo, la gente iba a la ópera para escuchar una nota, un do de pecho, -todavía hay quien va sólo por eso, hasta en España-, pero, en general, eso ya se ha terminado, se intenta lograr una representación más completa, más homogénea.

P. ¿Para cuándo su presentación en España?

R. No he estado nunca en su país y tengo muchas ganas de ir. Tenemos previsto un concierto de los dos, de Roberto y mío, pero no está todavía ultimado el programa.

P. ¿Está usted de acuerdo, Angela, con la opinión de que la ópera es una profesión más dura y sacrificada para las mujeres que para los hombres?

R. Hasta ahora yo no puedo, decir eso. Todos los directores y demás compañeros con los que he trabajado han sido amables y colaboradores conmigo..

P. ¿Incluso Georg Solti, pese a su fama de exigente?

R. Es un hombre maravilloso. Nunca me había encontrado nadie igual, deseando complacer en todo momento. Sumamente colaborador. Puede que todo sea una cuestión de caracteres, pero no se trata de mantener una guerra, sino de llevar a cabo un trabajo conjuntamente como colegas.

P. Lo cierto es que después de La traviata, Angela Cheorghiu parece haber traspasado ese impreciso umbral que da acceso al mundo superexclusivo de las divas de la ópera. Seres inaccesibles que reciben trato de reinas.

Alagna: No, no, en absoluto, entre las cantantes jóvenes las cosas ya no son así. Angela es sencilla y lo seguirá siendo. De todos modos, toda esta fama, toda esta atención en torno a ella es algo sumamente peligroso. Los periodistas son temibles. Son la principal causa de que hoy no haya cantantes.

P. Pero si hay muchos...

Alagna. Hay, pero no tantos. He conocido a muchísimos jóvenes que han tenido éxitos memorables y que se han extinguido porque no han podido resistir esa publicidad. No es que tuvieran problemas de voz, sino problemas nerviosos que te afectan a la voz. A mí mismo me ha ocurrido, mi carrera estuvo a punto de eclipsarse hace tres años, después de un éxito memorable con La traviata en la Scala de Milán. Los críticos te crean y te destruyen.

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