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INTERVENCIÓN ALIADA EN LOS BALCANES

"iHermoso! ¡Fue hermoso!"

Izetbegovic afirma tras los bombardeos que "la vía de la paz está abierta"

"¡Hermoso! ¡Fue hermoso!", exclamaba entusiasmado Kemal Koric, de 54 años, habitante de la martirizada capital bosnia, al definir los bombardeos de la OTAN contra las posiciones serbias en Sarajevo, de los que fue espectador. "Me arropé con una manta en la terraza de mi casa y contemplé el ataque durante horas. ¡Fue fantástico!". Koric observaba el fuego aéreo y no podía ocultar sus emociones agitando las manos en el aire: "¿Por qué no os atrevéis ahora, chetnik [serbios] hijos de puta?.El primer ataque de los aviones de la OTAN fue audible en toda la ciudad poco antes de las dos de la madrugada de ayer, después de lo cual empezaron a oírse detonaciones y las explosiones iluminaron el cielo sobre la zona sur y este de Sarajevo, bajo control serbio.

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El entusiasmo de Koric se hacía extensivo a los sufridos habitantes de una ciudad que ha visto morir en cuatro años de guerra y brutal asedio a 10.500 de sus habitantes (50.000 heridos) por las bombas enemigas. La última tragedia, que ha precipitado las represalias de la OTAN, ocurrió el lunes cuando un proyectil serbio cayó en el mercado central y destrozó a 37 personas, dejando además 85 heridos.

La calle Avde Jabucice, una de las principales de Sarajevo, protagonizó ayer un improvisado carnaval después de que la radio local difundiese que las detonaciones de la madrugada fueron producidas por las bombas de los aviones de la OTAN contra los serbios. "¡Vienen! ¡Están aquí! ¡Oíd los aviones!"', gritaba Kemo Miftari al tiempo que bailaba en la calle agujereada por los proyectiles mientras otros habitantes aplaudían desde las ventanas de sus casas.

"No os podéis perder esto!"

En un momento fueron instaladas en la calle mesas, sillas, comida y bebidas, y los vecinos organizaron una improvisada fiesta para celebrar lo que consideran un momento crucial en su desesperado asedio. Las explosiones de las bombas les sonaban a música celestial. "Desperté a toda la familia a eso de las dos y media, cuando, oí los aviones decía Hamo Babic, un taxista de 49 años. "Les dije: ¡Arriba! ¡No os podéis perder esto!'. Preparamos café y nos quedamos en vela toda la noche. Lo único que siento es que vivimos en una planta baja. Oíamos todo, pero no podíamos ver nada".No le ocurrió lo mismo a su colega Alia Misic, que disfrutó de una vista privilegiada de los bombardeos desde el ático de un bloque de apartamentos situado en una colina, en el barrio de Siglana. "Las llamas llegaron a los 150 metros de altura cuando las bombas alcanzaron la fábrica de armas de los chetnik en Vogoska". Ayer aún salía de allí mucho humo.

El diario Oslobodenje retrasó su salida y ayer a media mañana titulaba en primera página y con grandes titulares: La plaza fuerte del agresor [serbio] ha sido bombardeada.

Para Mejra Marevac, de 47 años, es sólo una primera satisfacción a la venganza que abriga contra los serbios, que la hirieron a ella y a su hijo. "Esto es lo único que entienden: la fuerza. Son bestias y así hay que tratarles".

Nale, un soldado de 46 años, no las tiene todas consigo y cree que "los bestias" se tomarán su venganza. "Les conozco bien. Hoy están muy cabreados y pensando en su venganza".

La misma euforia de los habitantes de Sarajevo prendió en el presidente bosnio, Alia Izetbegovic, que el martes se entrevistó en París con el subsecretario de Estado norteamericano, Richard Holbrooke, para conocer el plan de paz de EE UU. "El mundo ha hecho, por fin, lo que debió hacer hace mucho tiempo", dijo el líder bosnio, informa Octavi Martí. Según él, las bombas de la OTAN y los proyectiles de la Fuerza de Reacción Rápida deben considerarse "no como el inicio de una guerra". Con los bombardeos, "la vía de la paz está abierta", añadió.

Izetbegovic, que se entrevistó por segunda vez en dos días con Jacques Chirac, se alegró de que el presidente francés sea "un amigo de Bosnia" y de que su determinación a la hora de ayudar al país balcánico "sea mucho más clara" que la de Mitterrand.

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