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En mi pueblo mando yo

"Mientras yo sea alcaldesa, Joaquín Sabina no actúa en este pueblo", ha dicho la edila primera de un pueblo de Extremadura. Dicho y hecho: Sabina no actuó. Doña Edila prohibió incluso la pegada de carteles. anunciando la actuación del cantante en un pueblo cercano. Los dineros son públicos, pero soy yo quien decide lo que han de oír mis vecinos, debió pensar la doña, digna heredera de esos alcaldes que sabían cuándo y cómo la patria estaba en peligro. El proscrito es un cantante dulce y melancólico, que cuenta sobre todo viejas y tiernas fábulas de amor, de esas que pueblan el corazón. de noches irreparables y hermosas. Pero Sabina, ay, no es del partido de la señora alcaldesa, sino, con perdón, del de la acera de enfrente, y eso la doña no se lo perdona.La señora alcaldesa es muy suya, tiene, seguro, gustos estéticos muy firmes, muy puros -Julio Iglesias le mola, y José Luis Perales, y hasta Mecano, que ella se ha puesto muy al día- La señora alcaldesa es demócrata, cree en la alternancia de los partidos, ahora que se la ve venir, cree y requetecree en su partido, su partido que la ha hecho alcaldesa, pero en lo que no cree es en que canten en su. pueblo los cantantes que a ella no le gustan. La señora alcaldesa es anticomunista, aunque ya, no hay comunistas. como los de antes: Joaquín Sabina es un socialista clásico, suburbial, fraterno, abolerado y rockero. Demasiado para ella, que a lo mejor por las noches abre su viejo ropero de pino, el viejo ropero de toda la vida, el de la abuela y de mamá, y dialoga con la foto de José Antonio Primo de Rivera que le regalaron de pequeña, cuando doña Pilar y los Coros y Danzas: José Antonio, tan guapo, tan viril, tan todo.

Dialoga, sí, la dila con el eterno ausente e incluso le consulta sus interdictos melódicos. Qué pena que no exista el Ministerio de Censura y propaganda que tanto le gustaba a José Antonio, pensará nuestra invicta. Claro que para suplirlo está ella,, ella que, ebe de considerar en el fondo de su alma, de su alma y de su armario, que, eso de citar a Azaña o leer a Javier Márías, como hace el presi, el futuro presi, son concesiones innecesarias.

Los valores son los valores, reflexiona. Y bien pensado, aunque la doña sea extremaña, tampoco hay que escandalizarse demasiado, pues lo que ella ha hecho con Joaquín Sabina es lo mismo que quieren hacer en estas cuestiones los conservadores americanos: apoyar el arte limpio, bien intencionado, puro, incontaminado, nada de pornografía, nada de ambigüedades, algo así como los Coros y Danzas, y si alguien quiere otra cosa, que se lo pague, con su dinero, que a ver si pueden. pagárselo estos pobretes, esta chusma que aplaude a Sabina, ¿no te digo?

Por eso, ella, que es solamente ella, y que ya se ve, está políticamente homologada, no quería ni manchar las paredes de su pueblo con la foto de Sabina.

Al enemigo ni foto, se dijo, ella, enhiesta el alma, ecuménica de afanes ortodoxos, triunfal de gesto empavonado, impávida y leona de conducta y convicción. Todo un modelo esta matrona que resucita las viejas esencias, y falta que nos estaban haciendo, todo un modelo esta doña Virtudes hispánica, esta doña Agustina de Extremadura disolviendo franchutes en forma de cantantes ajenos a los modos permanentes de la patria, que son ver, oír lo que quiera el alcalde, la alcaldesa, y callar. Eso sí, de cuando en cuando, hay que bailar al son que nos marquen las Virtudes.La vara de mando sirve para lo que sirve: tiene las ideas muy claras nuestra primera edila. La música turbia y urbana y pecadora, a otra parte que no sea su pueblo. Su pueblo que es suyo y solamente suyo. Su pueblo de ordeno y mando y, gritos de rigor. O sea: que, la señora es una escondida camisa azul de mucho cuidado, una Thatcher sin Thatcher, una firmeza de granito dogmático y católico, que conoce con precisión el arte de embestir, una reciedumbre de alcornoque, cara al sol y piedra celtibérica y autoritaria.Su partido debiera tener cuidado con tan celosa regidora.

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