Washington opta por sumarse a la 'realpolitik'
Al final, el fundamentalismo de las reiteradamente incumplidas resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que no toleran el cambio de fronteras por la fuerza y condenan la limpieza étnica, parece haber dado paso a la realpolitik. Estados Unidos, que ha venido mostrando un respaldo más o menos firme a la legitimidad del Gobierno de Sarajevo y a su lucha por la integridad territorial, la de mocracia y la convivencia interétnica, ha acabado por plegarse al estilo balcánico: sólo la fuerza dicta la ley. De ahí que el Ejército bosnio se haya lanzado de nuevo a una ofensiva militar en el centro de su mermado territorio: para tener un mejor punto de partida desde el que sentarse a negociar. Porque una vez más ha podido comprobar cómo las zonas seguras establecidas por las Naciones Unidas han sido bombardeadas, saqueadas y limpiadas étnicamente por las milicias del criminal de guerra Ratko MIadic (así ha sido calificado por la propia ONU), que deportaron a toda la población de Zepa y Srebrenica y, según todos los indicios, pasaron por las armas a buena parte de los hombres capaces de empuñar un arma.
No hay caso. Todavía es poco lo que se sabe de la realpolítik norteamericana, pero las ofertas a los serbobosnios para que se sienten a negociar son: cesión del tercer enclave bosnio de Gorazde y ampliación del corredor de Brcko (que une sus conquistas al este y al oeste) a cambio de entregar terreno a los bosnios en tomo a Sarajevo. Si la respuesta es no, tres consencuencias: vista gorda para que tropas de países musulmanes combatan junto a la Armija bosnia, levantamiento del embargo de armas y bombardeo de aviones de la OTAN.
Rusia, por su parte, se aferra al plan del Grupo de Contacto (Alemania, Estados Unidos, Rusia, Reino Unido y Francia), que concede 49% del territorio a los serbios y un 51% para croatas y bosnios, además de permitir a los serbios de Bosnia que se confederen con sus hermanos de Belgrado.
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