Un niño paquistaní de nueve anos, condenado a tres de cárcel y a 10 latigazos
Un niño paquistaní de nueve años fue condenado el pasado domingo en Quetta -al oeste del país- a tres años de cárcel y 10 latigazos, tras haber sido detenido en posesión de 20 gramos de heroína, según reveló ayer la Comisión de Derechos del Hombre de Pakistán, informa France Press. Es la primera vez que un chico de tan corta edad recibe una condena así en el país.El niño tenía ocho años cuando sucedieron los hechos y trabajaba en un garaje. Su madre formalizó una denuncia ante la Comisión con vistas a la presentación de un recurso.
La legislación paquistaní en materia de drogas es, como la de otros países asiáticos, extremadamente severa, como resultado de las presiones de Estados Unidos, principal consumidor de los narcóticos producidos en la zona.
En lo que va de año, varios casos judiciales paquistaníes han saltado a los medios internacionales de información. Salamat Masih, un adolescente de 14 años, y su tío, fueron condenados el pasado febrero a muerte en la ciudad paquistaní de Lahore bajo la acusación de haber repartido panfletos cristianos en una mezquita, lo cual constituiría delito de blasfemia. Finalmente tío y sobrino fueron absueltos por falta de pruebas y pudieron exilarse a Estados Unidos. Tras la absolución, grupos islamistas amenazaron de muerte al tribunal, a la primera ministra Benazir Bhutto y a los dos acusados. El asunto se convirtió en una batalla más entre el Gobierno y la oposición musulmana integrista.
Otro niño de 12 años, Iqbal Masih, fue asesinado en Pakistán el pasado abril. No era un niño más, sino el líder de un sindicato de menores explotados por los fabricantes de alfombras. Masih, vendido a los cuatro años por sus padres a un fabricante, trabajó hasta los 10 trenzando manualmente alfombras y kilims (tapices). Tras contactar con el Frente de Liberación del Trabajo Forzado de Pakistán llegó a presidirlo y obtuvo el premio internacional Reebok de Derechos Humanos. Aunque informaciones posteriores indicaron que el crimen no había sido inducido por la mafia del sector, el caso permitió sacar a la luz la esclavitud de 30 millones de niños asiáticos, en especial paquistaníes, indios y bangladesíes, pero también nacidos en otras zonas, como los países árabes y Turquía.
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