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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una huelga inútil

LOS MÉDICOS y el Insalud firmaron ayer un armisticio que puso fin a 48 días de huelga y 25 más de simple tregua. El acuerdo, que probablemente no hubiera prosperado sin la habilidad mediadora dé Fernando Abril Martorell, se asienta sobre unas bases que el Insalud planteó ya durante los primeros días de la huelga, y que de haber sido. aceptadas entonces, aunque sólo fuera como principio de negociación, hubieran evitado un conflicto que ha supuesto un durísimo castigo para los pacientes de la sanidad pública.El Insalud ofreció una subida virtualmente generalizada de 30.000 pesetas en 1995 y el compromiso de mantener esa misma cantidad en años posteriores. Cualquier aumento adicional debería apoyarse en mejoras de gestión y productividad. Pues bien, eso es básicamente lo que se firmó ayer. Con un añadido: la me ora salarial del próximo año será de 38.000 pesetas. ¿Esas 8.000 pesetas mensuales de subida compensan una huelga de 45 días que ha perjudicado a decenas de miles de pacientes? ¿Dónde están las 100.000 pesetas irrenunciables que reclamaron desde el primer día para buscar una hipotética equiparación con los médicos que prestan servicio en Cataluña?

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Los médicos aceptan la oferta planteada al inicio de la huelga

El acuerdo alcanzado ayer es técnicamente hábil porque vincula cualquier mejora adicional de salarios a la productividad -algo que el Insalud planteó también desde el principio-, a cambio de conceder a los médicos la tan reclamada participación en la gestión de los hospitales. En sus manos está ahora reducir las listas de espera, mejorar la calidad de la asistencia y racionalizar sus costes. Ojalá que en sus logros de ahorro y aumento de la calidad asistencial sean tan rotundos como lo han sido a la hora de acusar de todos los males a la administración del Insalud.

La letra pequeña del acuerdo final se pactó esta semana, pero los términos globales estuvieron en las innumerables redacciones de un posible pacto -casi desde los inicios del conflicto. El mediador Fernando Abril Martorell ha conseguido evitar que continuara por más tiempo el diálogo de sordos y se reactivara en septiembre una huelga de tan graves repercusiones sociales. El fantasma político, que se ocultó desde la misma convocatoria de la huelga al inicio de las elecciones municipales, reaparece de nuevo en el pacto. Nada se dice de 1997, en espera de nuevos interlocutores en la Administración.

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