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Los escritores de novela negra defienden su carácter moral

"La pobreza es el mayor delito del mundo y me interesa buscar a quienes han cometido ese crimen. El jefe de policía de mis historias se preocupa mucho de la ira, de la cólera de las calles y de la gente que vive incómodamente como yo". El autor neoyorquino de novela policiaca Tom Adcock planteó de forma tan gráfica, en la Semana Negra de Gijón, el papel social y moral del género. Son ambas categorías necesarias a la literatura policiaca, en opinión del autor español Andreu Martín, homenajeado en la octava edición de este festival. Andreu Martín es partidario de "definir lo que es la novela negra" y ello "supone poner límites". "No basta que haya crímenes ni investigación para que una obra sea catalogada como literatura policiaca, ni tampoco es suficiente el compromiso social, que doy por supuesto". En su opinión, "la novela negra exige juego y complicidad del autor con el lector". Se trata de una "literatura. de carácter popular, sin pretensiones de revolucionar" la novelística. Una "literatura fácil", "que merece existir y que no hay que dejarla en manos de los autores mercenarios". Pero se trata, además, de una "literatura moral", que "reflexiona sobre el comportamiento humano, sobre el bien y el mal, y sobre los actos morales y antimorales".

Esa dimensión moral y social de la literatura policiaca implica la inmediatez y cercanía del autor con lo que ocurre en su entorno más inmediato, como hacen Tom Adcock ("no tengo que ir muy lejos para encontrar materia. Basta mirar por la ventana") o el autor chicano Manuel Ramos, quien asegura: "Las calles malvadas de las que hablamos están a la vuelta de la esquina".

Pero también compete a la novela negra "abordar las fuerzas poderosas de la historia", en expresión del novelista Madison Davis, ya sea "el nazismo, el drama de los veteranos de Vietnam o el problema serbio". En Estados Unidos, coincide Tom Adcock, "hay füerzas oscuras, como en todo el mundo, y grupos fascistas. La escuela se desmorona y eso conduce a la delincuencia.Yo me ocupo de esto y no de los pobres que roban para comer".

El también estadounidense Bob Reiss coincide en concebir la novela negra como un ajuste de cuentas con los extremistas de uno y otro signo. Premios Hammet y Walsh

En el transcurso de la Semana Negra, la Asociación Internacional de Escritores Policíacos (AIEP) acordó conceder el octavo Premio Hammet a la obra Luna escarlata, del escritor argentino y residente en México Rolo Díaz. El galardón, que carece de dotación económica, le fue concedido por un jurado formado por autores participantes en el festival literario gijonés.

Fernando Martínez Laínez, con su obra Sin piedad, que narra el triple crimen de las niñas de Alcásser (Valencia), obtuvo el Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de periodismo o literatura negra sobre hechos reales.

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