La dama imprevisible
Enma Bonino es la dama imprevisible y sorprendente de una Comisión repleta de hombres trajeados de gris. Ayer mismo dio nuevas pruebas, de los saberes de la mercadotecnia a la hora de vender una iniciativa. Aprovechó la intervención para anunciar, entre lata de atún y bolsa de arroz, que emprendía de sopetón viaje a la ciudad bosnia de Tuzla, para examinar directamente los problemas de los refugiados, pues es la responsable de Bruselas para la Ayuda Humanitaria. "Espero que vuelva bien", musitaba su colega y vicepresidente, Manuel Marín. Mientras tocaba ambas teclas, a Bonino aún le quedaban dedos para una más: se reunía con el embajador de Marruecos para desatascar, junto con el comisario español, la negociación de la pesca.
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