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Crítica:FESTIVAL DE JAZZ DE VITORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Noche de leyendas

Noche de leyendas en el Festival de Jazz de Vitoria, noche tórrida como pocas. Primero fue Dr. John con todo el sabor y la magia (blanca y negra) de su Nueva Orleans natal; después, Chuck Berry en un delirante revival de sí mismo, y, cuando ya todo parecía concluir, el espíritu del mismísirno Louis Prima se reencarnó en la persona del italo-británico Ray Gelato. Tres conciertos a recordar con el nexo común de su desbordante buen humor y su constante incitación al baile: unas veces tribal; otras, alocado, y las más, desinhibido.Dr. John y Chuck Berry compartieron los calores del polideportivo alavés, mientras que Gelato y sus Giants animan cada madrugada las últimas horas del festival en el Canciller Ayala. En Mendizorrotza no cabía un alma, y se respiraba en el ambiente la excitación de las grandes ocasiones. Le tocó comenzar a Dr. John, y el viejo hechicero convirtió el escenario en una orgía de ritmos en la que se entremezclaban desde los sones de funeral de las marchin'bands hasta el más puro y directo gumbo, pasando por el blues (¡precioso el When the saints a ritmo de blues), el rythm and blues, el gospel, el boogie o el mambo (¡qué revisión más loca de El manisero se marcó el bueno del Doctor!).

XIX Festival de Jazz de Vitoria

Dr. John, Chuck Berry. Polideportivo de Mendizorrotza. Ray Gelato Giants. Canciller Ayala.Día 13 de julio.

Plano terrorífico

Con su voz ronca y profunda, de viejo bebedor de aguardiantes y acompañándose de forma terrorífica al piano, Dr. John fue creando su propio mardi gras colorista, recalcitrante y tremendamente sabroso. Repasó alguno de sus éxitos recientes (no faltó, por supuesto, Makin'whoopie), tomó la guitarra para recrear un All night long de antología y hasta insinuó unos pasos de baile.El descanso sirvió para prepararse para un viaje al pasado de la mano de Chuck Berry. Alto, delgado, hortera y algo patético, el viejo rockero fue re. corriendo todos y cada uno de los éxitos que marcaron su carrera en los años cincuenta Chuck Berry se imita a sí mismo una y otra vez, pero la verdad es que pocos le pueden imitar tan bien. Con ese desparpajo que hasta Consigue darle credibilidad a la historia, Berry si. gue cantando a las dulces jovencitas de 16 años y recuerda sus tiempos de escuela secundaria como si aún no hubieran pasado, con exasperante naturalidad. Roll over Beethoven, Heil, heil rock and roll, Memphis Tenessee, Oh Carol, Rock and roll music, Sweet little sixteen, Johny B. Good... Todas estutvieron allí, no falló ninguna y aún le quedó tiempo para marcarse algún blues, una balada tex-mex e intentar entonar en un macarrónico español La feria de las flores.

Ray Gelato, por su parte, no busca la originalidad ni sueña con llenar polideportivos: la suya es una propuesta eminentemente lúdica y dirigida a todos aquellos que quieren disfrutar de la música sin prejuicios. Ritmos terriblemente pasados de moda se codean con las viejas melodías que popularizara Louis Prima. Oh Marie, Angelina o Just a gigoló, interpretadas con la fuerza y el gracejo de Gelato y sus Giants, son capaces de poner a bailar al espectador más frío. Una auténtica diana tener en las últimas horas italianas a una orquesta con este encanto y este gancho.

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