Los integristas amenazan de muerte al escritor egipcio acusado de hereje
Atrincherado en su pequeño apartamento del suburbio cairota Ciudad 6 de Octubre, el profesor egipcio Naser Hamed Abu Zeid decidió ayer cortar prácticamente todo contacto con el mundo exterior. Desconectó su teléfono y dio órdenes al portero de su edificio y a los policías que custodian su hogar de no dejar pasar a nadie. Una acción de prudencia mínima si se tiene en cuenta que ayer Abu Zeid, acusado recientemente de apostasía, recibió la amenaza más directa y concisa contra su vida: un comunicado de la Yihad Islámica enviado por fax al diario Al-Hayat, en Londres, lo sentenció a muerte.
"Debe correr la sangre de Abu Zeid. Todo aquél que abrace sus ideas también es un apóstata y un infiel y quien lo defienda es como él", dijo el comunicado transmitido desde Suiza, donde vive exiliado Ayman El-Zauahry, prominente figura de la Yihad, autor, entre otras cosas, del asesinato del presidente Anuar Sadat en 1981.
La amenaza se convirtió en el punto culminante de la saga del corpulento académico de 46 años, a quien un controvertido veredicto ha condenado a que se divorcie de su esposa, Ebhital Yunis, tambien profesora de la Universidad de El Cairo. El decreto de separación forzosa sostiene que una musulmana de bien no puede cohabitar con un apóstata.
Control integrista
Abu Zeid y su esposa no están dispuestos a aceptar el fallo, que deberá ser discutido el próximo mes gracias a la vigorosa intervención de la Organización Egipcia de los Derechos Humanos (OEDH) y de numerosos grupos de intelectuales que acusan a los tribunales egipcios de haber caído bajo el control de los integristas musulmanes.La obra de Abu Zaid que ha enfurecido a los extremistas lleva por título Crítica del Discurso Religioso, un análisis lingüístico del Corán en el que sus detractores dicen que existen nítidas intenciones de cuestionar el origen mismo del libro sagrado de los musulmanes.
La sentencia de divorcio forzoso ha arrancado las más airadas protestas de intelectuales del mundo entero, y la amenaza de ayer invitó inevitablemente a trazar paralelos con el caso Rushdie. Abu Zeid había declarado hace poco que si su vida corría peligro estaba dispuesto a abandonar Egipto. Pero en la última entrevista concedida al semanario semi-oficial Al-Ahrám Weekly y publicada ayer, dijo: "Prefiero morir en Egipto. Mi deber es quedarme y cumplir con mis responsabilidades con mis estudiantes. No creo que pudiera vivir como un exiliado". Palabras similares había pronunciado el escritor Farag Fóda, un crítico del extremismo musulmán que cayó abatido a tiros en una calle de El Cairo en 1992.
Es la primera vez desde el establecimiento de las cortes egipcias en 1883 que un tribunal estatal declara apóstata a un musulmán por expresar sus ideas.
Babelia
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