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LA CRISIS DE LAS ESCUCHAS

El presidente del gobierno le pidió que continúe hasta que concluya la investigación

Luis R. Aizpeolea

El vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, presentó su dimisión al presidente del ejecutivo, Felipe González, el martes pasado, justo a su regreso de Colombia, por el escándalo de las escuchas ilegales del Cesid. González, que tomó nota, le pidió que se pusiera al frente de la investigación para buscar a los responsables de los hechos y le requirió que la concluya con prontitud. Ese mismo día solicitó su dimisión el ministro de Defensa, Julián García Vargas, al que González igualmente le en cargó investigar las graves irregularidades. En el último Consejo de Ministros, el viernes, el presidente hizo un análisis de la situación política y puso el acento en el "chantaje" al que, en su criterio, se está viendo sometido el Estado democrático por unos conspiradores. Previsiblemente González no hará cambios en su Gobierno hasta que se clarifiquen los hechos, probablemente antes de que el 1 de julio España asuma la presidencia de la UE.

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González, en su intervención ante el Consejo de Ministros, insistió en la idea de que el Estado democrático se está viendo sometido, con la cadena de escándalos, a un chantaje procedente de gentes sin escrúpulos que quieren derribarlo. No se refirió a las responsabilidades políticas en que pudieran haber ocurrido el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y el ministro de Defensa, Julián García Vargas, como consecuencia de las escuchas del Cesid.Pero sí informó a los ministros que tanto Serra como Vargas le habían presentado la dimisión, dos días antes de que lo pidiera la gran mayoría de los miembros de la Comisión Permanente del PSOE. Tanto la intervención de González como el informe que presentaron Serra y García Vargas sobre las escuchas no originaron un debate político en el Consejo. En ambos casos hubo un claro respaldo del Gabinete.

González baraja los nombres de los ministros de la Presidencia y de Asuntos Exteriores, Alfredo Pérez Rubalcaba y Javier Solana, como sustitutos del vicepresidente. Otra posibilidad es que Pérez Rubalcaba asumiera las funciones de coordinador del Gobierno, que en estos momentos ejerce Serra. Gustavo Suárez Pertierra, actual ministro de Educación, sería previsiblemente el sustituto de García Vargas al frente de Defensa, ministerio en el que ya ocupó la secretaría de Estado de Administración Militar.

El presidente del Gobierno dejó claro en el Consejo de Ministros que la cuestión de las responsabilidades políticas por las escuchas del Cesid, que han afectado incluso al Rey, debe ser posterior a la clarificación de los hechos, y apostó por una decidida voluntad de no dejarse. arrastrar por los acontecimientos. Una mayoría de los ministros comentó posteriormente ' que desde el partido y el grupo parlamentario se han producido reacciones precipitadas al pedirse las dimisiones de Serra y García Vargas.

Los compañeros de Gabinete de Serra opinan mayoritariamente que lo más grave del escándalo está en el chantaje que se le pretende hacer al Estado y coinciden en postergar el debate de las responsabilidades políticas por las grabaciones realizadas por el Cesid. No obstante, la mayoría cree que González, con las dimisiones de Serra y García Vargas sobre la mesa, adoptará medidas políticas y que cambiará el Gobierno una vez se clarifiquen los hechos.

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En esta misma línea, una mayoría de ministros opina que el fiscal general del Estado, Carlos Granados, no está actuando correctamente y debería haber intervenido como consecuencia de la publicación en El Mundo de unas grabaciones que violan la intimidad de las personas. González se ha tomado este fin de semana para reflexionar. Serra suspendió ayer su prevista intervención en la clausura de unas jornadas de economía en Rialp (Lleida).

El vicepresidente contó ayer con el respaldo público del recién proclamado alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall aprovechó su investidura para criticar a "los políticos madrileños" porque "en su confusión creciente, tratan de hacerle pagar [a Serra] la factura que presentan los propietarios de sistemas de información privados y de grandes grupos económicos y mediáticos". Grupos que, subrayó, están "enfrentados con el Estado y, concretamente, con aquél que desde el Estado y en defensa del interés general trabajó honestamente y casi en solitario para deshacer esta empresa de dominio de los intereses particulares sobre los generales". El alcalde afirmó que Serra "ha de ganar esta batalla". "De lo contrario, todos habremos perdido y la democracia en este país dará un peligrosísimo paso atrás".

Todas las miradas de los socialistas están ahora puestas en las comparecencias de Serra para la próxima semana: el martes, ante el grupo socialista, y el miércoles ante el pleno del Congreso. No se descarta la posibilidad de que González acuda a la reunión del grupo socialista. El vicepresidente puede verse sometido a un auténtico calvario y algunos dirigentes del PSOE creen que González debía ahorrárselo tomando medidas antes. El jueves, en el Congreso, Serra fue recibido por los diputados del PP a los gritos de "¡espía!" y "¡Mata Hari!".

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