Mariscal reivindica el Sur
El diseñador expone en Barcelona sus últimas pinturas, de inspiración, árabe y mediterránea
"¿Por qué pinto?. Tengo un estudio de diseño en el que trabajan doce personas y todas las cosas las hacemos en equipo. Son proyectos que están muy bien, pero antes de ésto yo siempre he hecho cosas mías, de cocina que digo. Estos otros trabajos que se hacen sin tener un cliente. Los cuadros son una reflexión personal que te sale casi de manera automática. Vas ensuciando pinceles y manchando cosas. Y sale temas. Como éste de ahora, de la reivindicación del Sur, de esta arquitectura de influencia musulmana. Soy de una parte de España en la que la cultura árabe casi duró hasta el siglo XIX".Javier Mariscal (Valencia, 1950) se para, toma aire, y continúa explicando la exposición de óleos sobre madera que ayer inauguró en la galería Trama de Barcelona. Cuadros llenos de colores, de geometrías extrañas, construcciones árabes y paisajes mediterráneos. El marco, construido por el mismo artista, está tan integrado en la pintura que contribuye con su forma a resaltar la perspectiva de la obra. "Y en muchos cuadros aparece uno de mis personajes de cómic, el Piker, que será uno de los protagonistas de la serie de televisión que ahora ya sí que empezamos a producir a partir de este verano y que tendrá una distribución internacional. Hablé hace poco con responsables de Diseny y me dijeron que está muy bien que ponga este personaje, que es un ratón con orejas parecidas a las de Mickey, en los cuadros, pero cuando la cosa pasa a la tele ya puedo tener problemas legales. A partir de ahora, Piker llevará siempre boina porque Disney no le deja enseñar las orejas. Y, además, lleva una guitarra porque el sueño de mi vida es ser como Kiko Veneno, o Serrat o Bob Dylan. Pero soy un negado para la música, y todo mi cariño o mi fustración de no poder ser cantante la pongo aquí. Al igual que me gustaría tener una casa realmente bonita, al lado del mar. Y como no tengo casa ni se tocar la guitarra, lo que hago es pintarlo".
Mariscal se gira, y con esta forma suya de decir las cosas que parece inocente pero que es de una madurez apabullante, continúa explicando sus cuadros. "Y en la otra pared lo que hay son paisajes de Formentera, Ibiza y Mallorca. Mallorca creo que, en mi opinión, es el lugar más bonito del mundo, lo que pasa es que la gente sólo conoce lo turístico. Y bueno, es mejor así. En estos cuadros reinvidico un poco este sentido mediterráneo de los chiringuitos y de la playa. Siempre he vivido al lado del mar, es como un amigo, un espejo, algo que tienes siempre ahí".
Se toma un café y sigue explicando cosas. "Me interesan por igual el diseño y la pintura. Sólo lo paso mal cuando pienso en toda la cultura y la tradición que hay detrás del arte y en los criterios de valoración que funcionan. Eso a veces me hace dudar, pero hago ésto porque me gusta y no sé hacer otra cosa. Claro, siempre puedes poner cuatro piedras en la galería alrededor de una columna. Pero, ufff!, no. Sobre todo no sabría escribir el libro que se necesita para explicar algo así. Y digo ésto del mínimal y el conceptual para exagerar, porque hay gente que hace cosas muy buenas. Pero no se puede marcar un sólo camino. Seguro que si entra en esta galería uno de esos críticos de renombre pensará que cómo es posible que con lo que ha pasado en el arte después de Beuys, yo esté haciendo estas pinturas, que recuerdan más la obra naif de Rousseau o el primer Matisse. Pero estoy seguro de que sus escritos, con el tiempo, se caerán por el suelo, y en cambio mis cuadros aguantarán. Yo, cuando pinto, escucho rock & roll. Y lo que pinto es bastante pop, como lo que oigo. Y un crítico de música clásica no tiene el oído cultivado para oir y apreciar 5.000 watios sobre un escenario.
Babelia
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