Desaprobación mundial a la reanudación de pruebas nucleares en Mururoa
El mundo reaccionó ayer con virulencia a la decisión francesa de realizar ocho pruebas nucleares en el Pacífico sur entre septiembre próximo y mayo de 1996. Nueva Zelanda y Australia, los países más cercanos, anunciaron la congelación de sus relaciones milita res con París. Las críticas llovieron en los cinco continentes, con frases que iban desde la "arrogancia napoleónica" denunciada por Nueva Zelanda al sentimiento de "traición" expresado por Japón o al "duro golpe" declarado por Rusia. Sólo el Gobierno alemán fue comprensivo y se limitó a decir que la reanudación de las pruebas nucleares francesas es una "cuestión nacional".
Por supuesto, en la Polinesia francesa, donde está previsto que se realicen las pruebas, reina el "desánimo más absoluto". Los líderes políticos han advertido contra un previsible levantamiento popular. "Por supuesto que la decisión provocará un tumulto popular, pero debemos de ser razonables. No podemos cometer al mismo tiempo otro craso error. No a la violencia. Tranquilidad incluso en los comentarios", dijo el senador centrista Daniel Millaud, mientras los líderes independentistas preparan sus mítines para levantar a la colonia contra la metrópoli. "Deploro la decisión, pero el momento ideal para expresar la hostilidad fueron las elecciones presidenciales. La mayoría de los polinesios votó. por Jacques Chirac. Ahora tienen por qué maldecirse", dijo el independentista Jackie Drollet.Camberra y WeIlington anunciaron que durante el tiempo que duren las pruebas, ni los aviones de la Fuerza Aérea francesa ni los buques de su Armada podrán tocar suelo neozelandés o australiano, además de suspender la compra de armas procedentes de Francia y otros intercambios militares, incluidas las visitas.
Moscú considera que reanudar las pruebas nucleares supone "un duro golpe a los acuerdos de desarme logrados en los últimos tiempos". "Rusia
añade el comunicado del Ministerio de Exteriores, "respeta desde hace cuatro años la moratoria [sobre esos ensayos] y estima que es muy importante seguir respetándola. Esta decisión [de París] no nos dejará en modo alguno indiferentes".
"La confianza de las naciones nucleares en Francia ha sido traicionada", declaró el ministro de Exteriores japonés, Yohei Kono, tras expresar el "profundo pesar" de Tokio.
París hubo de soportar también las críticas más o menos firmes de los socios de la Unión Europea, con la sola excepción de Alemania. "El Gobierno de Bonn reclama desde hace mucho tiempo la suspensión total de los ensayos nucleares. En este contexto, saluda la decisión del presidente francés de firmar en otoño de 1996 un tratado sobre el cese total y sin reservas de las pruebas nucleares", declaró un portavoz. Pero si el Gobierno de Helmut Kohl ha sido comprensivo con su aliado, la oposición se ha mostrado colérica. Es un "acto bárbaro", clamó el vicepresidente socialdemócrata (SPD), Wolfgang Thierse.
"Preocupación" en España
En España, el ministro de Exteriores, Javier Solana, expresó su "preocupación" por la decisión francesa, pero agradeció la atención del vecino Gobierno de comunicársela por teléfono antes de hacerla pública.
Holanda "deplora", Finlandia "lamenta", Dinamarca "protesta", Bélgica. "está profundamente decepcionada", Noruega "pide que se cambie la decisión", Austria "telefonea al primer ministro francés, Alain Juppé", y Luxemburgo "expresa su profundo pesar".
China, el único país que sigue realizando pruebas nucleares y que se Opone a una moratoria hasta tanto no haya un desarme real de Estados Unidos y Rusia, dio la callada por respuesta. Ni tan siquiera un "sin comentarios" salió de sus portavoces gubernamentales.
Diez años después de que agentes secretos franceses volaran el Rainbow Warrior, la organización Greenpeace puso ayer al nuevo Rainbow Warrior rumbo a las costas de Mururoa. Decenas de organizaciones ecologistas y pacifistas, con Greenpeace a la cabeza, al igual que todos los partidos verdes, han condenado duramente la decisión francesa.
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