Necesidad de triunfo

Murteira / Camino, Chiquilín, JuliaToros de Murteira Grave, bien presentados, mansos y sosos. Rafael Camino: ovación y silencio. Rafael González, 'Chiquilín': dos orejas y vuelta. Cayetano de Julia: ovación y palmas.

Plaza de Córdoba. 23 de mayo. Corrida de feria. Algo más de un cuarto de entrada.

Es curioso el caso del cordobés Chiquilín. Sorprendió de novillero y consiguió que la ciudad se dividiera entre sus partidarios y los de Finito. Diestro valeroso, ejecuta un toreo vertical y personalísimo en el que sobresale la quietud de sus zapatillas asentadas en la arena. Tomó la alternativa y su estrella se apagó, ahora, cuando Córdoba es finitista, lucha desde el paro y en la propia feria de su ciudad le reservan el plato más fuerte: el de los toros de Murteira, que estuvieron bien presentados, fueron mansos y broncos.

Chiquilín torea poco -sólo ocho corridas el año pasado-, sus partidarios han disminuido , pero sigue manteniendo sus cualidades, aunque no pueda ocultar el peso de la falta de festejos. Necesita triunfar, y esa imperiosa necesidad le traicionó ante su primer toro, al que cortó las dos orejas, pero ante el que le sobraron precipitación y nervios. El animal embestía codicioso, y Chiquilín superó la poca limpieza de los pases con un valor estoico. Especialista en pases de pecho de verdad, obsequió a su parroquia con dos prodigiosos. En el otro, más parado y noble, destacó por naturales.

Tomó la alternativa Cayetano de Julia, torero gitano de larga vida novilleril y pocos festejos. Las vueltas de sus capotes son moradas y quiere imitar a Paula, pero su parecido es pura coincidencia. Muleteó animoso, pero muy inexperto. Sus faenas fueron largas y poco profundas. A pesar de todo, se justificó ante un compromiso tan difícil.

Rafael Camino se encontró con el peor lote del encierro. Estuvo más decidido con el segundo, que se refugió en tablas y desarrolló enorme peligro, y sólo consiguió una tanda de redondos en el otro en la única ocasión en que le plantó cara de verdad.