Julio Aparicio: "Tengo muchos "sanisidros" por delante"

Julio Aparicio torea hoy en Córdoba y después se va a Francia; estuvo en Talavera, en Chiclana... Nada que ver con el año pasado, cuando hizo el paseíllo en Madrid, que no sabía si sería su última corrida. Desde entonces, el 18 de mayo le resulta inolvidable. "Me pasé la tarde mirando el reloj, recordando a cada momento esa tarde en la que Madrid me lo dio todo", dice el gran ausente de la feria.

Entre corrida y corrida, pasa el tiempo en su finca de Cáceres. El aniversario de su gran faena lo celebró allí, vacunando el ganado manso que tiene. A la finca le llegan cada noche noticias de lo que está pasando en la feria. Hasta ahora sólo ha visto un festejo: "Los toros de Ibán salieron complicados y así es dificil triunfar. Para dejar huella en Madrid hay que ir muy preparado, dispuesto a todo, porque si te sale un toro que embista hay que aprovecharlo. Si de antemano sales con reservas, ya no tienes nada que hacer". Julio Aparicio reconoce que, una vez tomada la decisión de no ir a la feria, "en la que concurrieron varias circunstancias, al margen de la económica", no es que se arrepienta, pero casi: "Claro que me gustaría estar en los carteles, eso lo pienso cada noche, pero a mis 26 años todavía tengo muchos sanisidros por delante. Las Ventas es una plaza de muchísima responsabilidad a la que hay que ir a darlo todo, no de trámite. Yo volveré, seguro, porque quiero cuajar de nuevo un toro en Madrid, pero más adelante y no tiene que ser precisamente en la feria; puede ser en la de otoño o un domingo cualquiera".No quiere aventurar quién será su sucesor como triunfador de la feria "para no hacer de menos a otros compañeros". Añade, además, que se equivocaría: "De repente sale el toro con el que todos soñamos y a quien le corresponda arma el taco. ¿Quién podía apostar por mí como triunfador el año pasado?"

Aquel triunfo le ha supuesto firmar medio centenar de actuaciones este año, sin necesidad de tener que pasar por Madrid. "Lo que yo no me veo es toreando cien tardes", dice. "Torear no puede ser algo monótono ni convertirse en un trabajo, que ya casi lo es en agosto y septiembre, porque en esos meses se acumula la mayor parte de los contratos. El toreo es inspiración, crear algo que no está pensado y para eso no puedes estar de un lado para otro todos los días sin que te de tiempo para otra cosa que no sea viajar, dormir en un hotel y vestirte de torero".