Aclaración
Ignacio Cembrero, en el artículo que sobre la diplomacia española publicó en EL PAÍS el pasado 16 de mayo, afirma nada menos que dimití de mi puesto de embajador en Cuba por "inadaptación" al país.Mucho lamento que haya sido tan mal informado al respecto y que, por ello, sus palabras nada tengan que ver con la realidad. Afortunadamente para mí, en mis casi 25 años de servicio en el extranjero, en seis países -tres de ellos en Iberoamérica-, no me sentí mal jamás en ningún sitio. La verdad fue, pues, otra bien distinta, la expliqué ampliamente ante la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso del pasado 22 de febrero y consta en sus actas.
Siempre creí, como diplomático, que los intereses de España deben primar por principio sobre los del embajador que la represente. Por eso dimití, por la convicción de que mantener sin cambio la polítical de España con Castro -que tuvo su sentido y se agotó sin resultados- es un gran error, pues no sólo no sirve para la libertad de Cuba, como oficialmente se asegura en contra de toda evidencia, sino que perjudica además seriamente a la imagen, prestigio e intereses de España allí. Así lo expuse en mi artículo Cuba, Castro y España, publicado en EL PAÍS el pasado 31 de marzo.
Como la información facilitada a Ignacio Cembrero no corresponde a la verdad y deja injustamente malparada mi dignidad profesional, mucho le agradecería que tuviera a bien publicar esta aclaración. Ex embajador de España en Cuba.
