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CONFLICTO EN LA SANIDAD PUBLICA

Quejosos, pero no amotinados

La falta de información, protesta mayoritaria de los pacientes afectados por el paro

Las asociaciones de consumidores les están conminando a formalizar reclamaciones, pero la queja de los pacientes por la huelga de los médicos del Insalud todavía no llega al motín. Los más jóvenes lo soportan con humor. Los mayores, con más achaques, vocean más alto. Y los sanitarios, a sus espaldas, no dejan de reconocer el quebranto que las reivindicaciones profesionales están provocando al ciudadano. Lo que peor soportan es la falta de información. "Yo opino como ellos, que los médicos no trabajan con papeles, sino con personas, y no puede ser...", decía una secretaria de citaciones.

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Una decisión individual

"Llevo esperando un año para hacerme la mamografía, y no sólo no me la han hecho, sino que no me dan hora. ¿Y ahora qué?", explicaba una mujer en la cola de citaciones del Doce de Octubre. "A mí no me importa llamar a todos y decirles que no vengan, pero, por favor, no quiero discutir con ellos en la ventanilla", explicaba una secretaria del servicio de escáner y tomografía al responsable del servicio. La tarde anterior tuvo que soportar impertérrita las protestas de varios pacientes.,"Llevo dos años esperando a que me operen de una hernia de disco y ahora me toca esto", explicaba ya sin fuerzas para indignarse un paciente de 45 años, ingresado de urgencias hace una semana en el Ramón y Cajal. "Estoy a base de calmantes, del Severo Ochoa [Leganés], aquí, y de aquí, a casa, desde hace 15 días, hasta que los dolores se han hecho insoportables y todavía no sé cuando me van a operar".

A media mañana los pacientes del Doce de Octubre esperaban con normalidad en los pasillos, algunos sin saber todavía si serían o no atendidos. "Es indignante que te tengan esperando dos horas sin decirte nada y luego te manden, a casa sin más", comentaba indignado el padre de un niño al que no le hicieron las pruebas de alergia tras toda una mañana de espera. "Lo hacen a propósito para que protestemos y así crear tensión", opinaba.

Un gran porcentaje había llamado para desconvocar su cita, por lo que apenas hubo protestas o conflictos en los pasillos, mientras los desplazados y los urgentes iban pasando a las consultas con normalidad. Algunos servicios, como el de cirugía plástica, ni siquiera atendía a los desplazados. Los servicios centrales (laboratorios, radiodiagnóstico y farmacia) fueron los más afectados, con una adhesión a la huelga del 100%, según fuentes médicas.

Varios pacientes de maxilofacial fueron devueltos a sus habitaciones en el último momento, cuando ya estaban a la puerta del quirófano, según relataban algunos familiares en los pasillos. "Es que van a lo suyo y a nosotros no nos explican nada", se quejaba la nuera de un paciente de 80 años al que iban a operar de próstata. Lo mismo comentaba la hija de un paciente, también sexagenario, al que no le hicieron una exploración vascular. Algunas operaciones, aunque no eran urgentes, sí se llevaron a cabo, como las de cataratas.

El estudiante Daniel Polanco llevaba dos días sin desayunar por si acaso le tocaba. Futbolista domingero, hace una semana tuvo la malapata de lesionarse el maleolo de la pierna derecha, que ayer apoyaba, paciente, en una silla de su habitación en el Ramón y Cajal. Paciente, porque la operación que le anuncian cada mañana desde que empezó la huelga de médicos el pasado lunes, no llega a realizarse. "Esta vez tampoco me toca", se decía ayer, haciendo alarde de buen humor. Peor se lo tomaba su padre: "Esta situación le va a hacer perder,los exámenes".

La Paz, un referente

Contaba ayer un médico durante la primera jornada oficial de huelga en el hospital La Paz que cuando en su pueblo natal, en Soria, alguien habla de la enfermedad de un familiar, los vecinos dicen: "Le has llevado a La Paz?". "Como si se tratara del hospital de los milagros", reía el facultativo.

Aun con el hospital funcionando en mínimos por la huelga votada mayoritariamente, esta estampa sigue siendo muy común. Y ello a pesar de que en los últimos años el desarrollo de otros centros sanitarios ha sido enorme. La Paz es, en la mentalidad de los ciudadanos de todo el país, el escaparate de la sanidad pública, el lugar donde le van a solucionar a uno su problema. Aunque el vecino hospital Ramón y Cajal ha actuado como el auténtico motor de la huelga de médicos recién comenzada, los ojos de los usuarios de dirigen a La Paz para comprobar la marcha de los paros.

"La huelga de médicos en La Paz puede tener una repercusión especial", comentaban sin dar su nombre los propios trabajadores en los pasillos del centro. Ayer por la mañana los pasillos y salas del centro estaban medio vacíos de pacientes. Todo un contraste con los días de actividad normal en un hospital que cuenta con más de 1.600 camas, 39 quirófanos y por cuyas consultas externas pasan diariamente entre 2.000 y 2.200 personas.

A muchos ciudadanos les disuadió el anuncio de huelga a, la hora de acudir al hospital. Los demás esperaban pacientemente, pero sin excesiva angustia. Con los médicos ocurría lo contrario: idas y venidas, corrillos y pocas ganas de hablar con personas ajenas. Por la mañana se reunieron sigilosamente los responsables de los distintos servicios con los representantes sindicales. Unas 30 personas. Luego funcionó el boca a boca. Manuel Alonso Vidal, representante de la Asociación de Médicos de La Paz, recorría el hospital de cabo a rabo explicando la puesta. en marcha de la caja de resistencia, sistema al que en La Paz han decidido agarrarse, siguiendo la tradición de anteriores huelgas de trabajadores de transportes o de limpieza.

En algún corrillo, varios médicos se decidían a hablar. Con visible enfado afirman que no les gusta hacer huelga, pero que "ya están hartos". Uno de los presentes, especialista de hepatología infantil, asegura que a la hora de cumplir los servicios mínimos tendrían manga ancha con los pacientes que se desplazan a la capital desde lejos. "No les puedes hacer la faena de no atenderles", explica.

La Memoria de 1994 de La Paz demuestra que, de los pacientes que son tratados en el hospital infantil, más de un 20% procede de fuera de la Comunidad de Madrid. La cifra baja a un 15% en la residencia general, traumatología y maternidad.

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