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Indisciplina, vodka y tiros entre los ocupantes de Grozni

La actitud de los conquistadores amenaza los logros políticos de la victoria del Kremlin en Chechenia

Pilar Bonet

ENVIADA ESPECIAL

El comportamiento violento y arbitrario de las unidades armadas que Rusia mantiene en Chechenia ha provocado una seria crisis entre el Krenilin y los chechenos leales a Moscú, integrantes del Gobierno de Resurgimiento Nacional, presidido por Salambek Jadzhíyev. La indisciplina de los soldados rusos, la falta de coordinación entre sus responsables y el abundante consumo de alcohol por la tropa pueden privar a Rusia de los costosos logros de la victoria en la república norcaucásica rebelde.

En Grozni, entre los edificios derrumbados, los soldados rusos se mueven como conquistadores. Los carros de combate sortean a gran velocidad los cráteres dejados por las bombas en la calza-. da. A bordo, armados hasta los dientes, van grupos de soIdados curtidos por la guerra: llevan gafas de sol, redecillas y pañuelos en la cabeza y se sientan desafiantes y despatarrados en lo alto de los vehículos. A medida que la tarde avanza, su presencia en la calle se hace más notoria. Con el fusil a cuestas, paran los coches y viajan en ellos sin pedir permiso a los conductores. En el animado mercado central, compran cigarrillos y vodka, que las vendedoras mantienen discretamente escondido tras el mostrador para despacharlo a 6.000 rublos la botella (unas 140 pesetas). Como un muñón renegrido se yergue el palacio del general Dzhojar Dudáiev, en cuya fachada no se alza la bandera tricolor de Rusia. Los soldados, sin embargo, han dejado constancia de su paso y orígenes en las pintadas que decoran los muros acribillados, como lo hicieron hace 50 años sus antepasados en el Reiclistag de Berlín.

En su despacho del Instituto del Petróleo, donde se ha improvisado la sede del Gobierno de Resurgimiento Nacional, Salambek Jadzhíyev da muestras de desaliento. Sus esfuerzos por gestionar la reconstrucción posbélica de Chechenia se ven amenazados por los sucesos de los que han sido protagonistas las tropas rusas últimamente, como la matanza de Samasliki, en abril, o el bombardeo que causó cuatro muertos el 2 de mayo cuando un helicóptero abrió fuego en Shalazhí, en plena vigencia de la tregua decretada por el presidente ruso, Borís Yeltsin. [Un avión de reconocimiento ruso fue abatido ayer por disparos chechenos en la localidad oriental de Serzhen Yurt causando la muerte del piloto, según informa Reuter.]

"Estamos entre Dudáiev y,las tropas federales", dice Jadzhíyev a EL PAÍS. "¿Se imaginan en qué situación moral me encuentro frente a sucesos como los de Samashki o los de Salazhí? Hay veces en que estallo y no me puedo controlar, pero esto es la guerra; luego me siento- y pienso que mi misión es que no se repitan cosas como éstas", afirma este antiguo ministro del Petróleo de la URSS.

"¡Nadie podía imaginarse siquiera que las tropas federales fueran tan torpes!", exclama. Jadzhíyev piensa que el Ejército ruso "está acostumbrado a luchar en territorio ajeno y no sabe hacerlo en su propio territorio". "De ahí que emplee métodos concebidos para luchar contra el enemigo, es decir, primero bombas, luego artillería, después tanques y, por último, gente", explica.'Las tropas rusas aprenden sobre la marcha. Pero, por desgracia, -el campo de pruebas es nuestro pueblo" agrega Jadzhíyev, quien confía poder reducir sustancialmente los efectivos militares en Grozni dentro de un mes o dos. Ahora, según dice, en la ciudad hay 5.000 hombres del Ejército y un contigente algo menor del Ministerio del Interior. Uno de los objetivos de Jadzhíyev es que las tropas se mantengan en los cuarteles y "dejen de circular por la ciudad sin un objetivo".

En las calles de Grozni, los transeúntes comienzan a desaparecer mucho antes del toque de queda que rige desde las nueve de la noche hasta las seis de la mañana. Tienen miedo. En cuanto oscurece, ráfagas de incierta procedencia cruzan el aire y proliferan los ataques a puestos militares rusos.

La oscuridad no sólo ampara a los guerrilleros. Ruslán Martágov, secretario de prensa de Jadzhíyev, cree que la mayoría de los tiroteos son provocados por los mismos rusos. El Gobierno de Resurgimiento Nacional, dice, no influye en estos momentos en absoluto en la política militar rusa. "En Chechenia hay decenas de bandas armadas que se someten a diferentes ministerios e instituciones y sobre las que no hay un mando único" explica. Martágov se. refiere al OMON (tropas de élite del Ministerio del Interior), las tropas regulares de este Departamento, las unidades antiterrorismo, los paracaidistas, la Infantería de Marina... "No saben lo que hacen, y la bebida se ha convertido en una epidemia y ha adquirido un carácter masivo. La consecuencia son los robos, los saqueos y los tiroteos" señala.

La lista de quejas contra los rusos que Martágov ha apuntado en su agenda es larga e incluye un combate entre varias, unidades del Ejército a resultas del cual, según dice, murieron 10 civiles y fueron destruidas varias casas en el pueblo de Allerói, cercano a Gudermés, a fines de abril. Incluye también la muerte de un soldado durante una bronca entre el OMON y una unidad del Ministerio del Interior en Garagorsk. Este incidente, señala, se presentó como el resultado de un ataque guerrillero a un puesto militar.

La matanza de Samasliki ha creado un ambiente de pánico en pueblos que se habían avenido a coexistir con las tropas rusas. En la antesala de Jadzhíyev está Bukmán Madálov, alcalde de Valerik, una localidad a 20 kilómetros de Samashki. El alcalde ha venido a pedir garantías de que Samashki no se repetirá en su pueblo, que hace mes y medio convenció a los guerrilleros de que se marcharan.

Mientras el alcalde esperaba, Jadzhíyev se desgañitaba tratando de convencer por teléfono a los representantes rusos de que permitierian el aterrizaje de un avión que debía recoger a 30 ancianos musulmanes para llevarlos en peregrinación a L Meca. Los ancianos no podía abandonar Grozni debido a la arbitrariedad de la dirección militar del aeropuerto. La falta d visión política del estamento castrense amenazaba con erosiona aún más la débil base social di Moscú en la república. 5.000 veteranos de las milicias populare anti-Dudáiev se han dirigido a Yeltsin para quejarse. "La guerra se prolonga de forma artificial", señalaban los firmantes, según los cuales, "los robos, saqueos y el asesinato de civiles son las principales industrias de los soldados y oficiales rusos".

Cadáveres con una capa de moscas

Los habitantes. de Grozni siguen subsistiendo en condiciones durísimas. En la balanza de desgracias, la pérdida de la vivienda es un mal menor. Los cadáveres, algunos sepultados desde hace tiempo bajo las ruinas y otros más recientes, siguen llegando al cementerio central, donde una brigada de médicos forenses del Ministerio del Interior, sin agua ni luz, se ocupa de la identificación. En el cementerio central hay 425 cuerpos no reclamados, la mayoría no han sido identificados. El jueves ingresaron cinco cadáveres, uno de ellos ya un esqueleto.

A la pregunta sobre la posibilidad de epidemia, los forenses se ríen y señalan tres cuerpos que yacen sobre la hierba, hinchados y cubiertos por una capa de moscas. "Flues claro que puede haber epidemias. Hace unos días teníamos aquí 70 cuerpos como esos afirman. Las clínicas de Grozni siguen sin insulina, como en los mejores tiempos del régimen de Dudáiev, y las mujeres esperan pacientemente frente a los camiones cisterna que traen el agua a la ciudad. Son muchos los ancianos que recorren cientos de kilómetros para cobrar sus jubilaciones. Algunos pagan 50.000 rublos por un trayecto de ida y vuelta en autobús a Nazrán, en Ingushetia, con objeto de cobrar 215.000 rublos.

En vísperas del día de la victoria, que conmemora la derrota de la Alemania nazi, decenas de veteranos de la II Guerra Mundial acampan frente a las dependencias del Ministerio de Asuntos Sociales, donde les reparten 400 gramos de macarrones, otros 400 de mantequilla y un kilo de azúcar. Algunos lucen sus condecoraciones de guerra. Hay más, insultos y empujones para llegar a la ventanilla del reparto. "¡Nunca pensé que Io más difícil fuera resistir psicológicamente tanta desgracia y tanta humillación!", exclama Klavdia Nikoláyeviia, cuya hija está herida en el hospital y cuyo yerno ha muerto en los bombardeos.

En Grozni operan representantes de la Cruz Roja, Médico Sin Fronteras y, desde hace 10 días, los observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa). Esta entidad tiene un mandato muy amplio que le permite mediar en la búsqueda de una solución pacífica para Chechenia. Algunas fuentes señalan que los observadores de la OSCE han comenzado a trabajar ya para organizar una mesa redonda entre los partidarios del Dudáiev, los del Gobierno de Resurgimiento Nacional y los representantes rusos. Para ir a Samasliki, los observadores no habían encontrado tiempo hasta el jueves.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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