Los ejércitos de la noche
Al caer la noche, las ONG tienen que salir de los campos de refugiados hutus en Zaire. Desde fuera, suelen oír tiros. "Armas no ves durante el día", dice Victoria López, de Medicus Mundi, que acaba de regresar de Bukavu (Zaire), "pero haberlas, haylas". Las patrullas zaireñas no han mejorado precisamente la seguridad en Goma o Bukavu.La impresión de Victoria López, que en 1994 obtuvo el premio Príncipe de Asturias por su labor en Ruanda, es que los hutus refugiados, aparte de las presiones, temen volver. "Lo que ahora se ha sabido de Kibeho sucede a menudo en Ruanda, y los refugiados reciben esas noticias". Victoria no se plantea si ha o no que quedarse: "Está claro que nuestro compromiso, es con el pueblo ruandés. Nos quedamos".
La situación sanitaria es mejor que hace un ano. "Ya se funciona con personal cualificado ruandés. Conmigo como coordinadora, y con un farmacéutico y un logista: de Medicus Mundi, en colaboración con Cáritas, funcionan tres campos, Ineva, Murela y Birava, con casi 70.000 refugiados". Las enfermedades diarreicas retroceden, y detuvimos un brote de cólera.
Empeora sin embargo la tuberculosis, sobre todo mezclada con sida. ACNUR ha emprendido un plan de control de tuberculosos y de pruebas del sida. Hay un proyecto de planificación familiar, porque el descontrol en ese sentido agrava la situación. Abundan los niños abandonados, pero la gente, pese a todo lo que tiene encima, los acoge en familia.
"Hay una mejora general", resume Victoria, "per ' 0 bastante desesperación en la gente. 0 sea, una calma tensa".
Corazón hutu
Según Informe Semanal del pasado sábado, el único médico de Ntita (Burundi, 100.000 habitantes) se había vuelto a España por miedo comprensible. El aludido, José Manuel Rincón, colombiano, de Medicus Mundi, lo desmiente en Madrid: "Me vuelvo ya. Vine a buscar recursos: se nos fundió el auto clave del quirófano, y carecíamos de oxígeno y medicinas". Rincón espera el refuerzo de cuatro becarios compatriotas. "Los sacerdotes diocesanos españoles que viven allí", dice, "han sido una ayuda insustituible".
Ntita está "en el corazón del territorio hutu", por lo que Rincón no ve peligro directo de ataque rival, pero sí de guerra civil. "Los heridos hutus de Bujumbura, a 150 kilómetros, no van allí a los hospitales, controlados por tutsis, y vienen a Ntita, donde también tenemos enfermos tutsis y, a 20 kilómetros, dos campos de refugiados de esa etnia". Los pacientes de Ntita padecen en un 80% paludismo. Hay sida, tuberculosis, disentería, lepra. Rincón se vuelve no obstante con ánimo y recursos.
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