Desarrollo con libre mercado
, No impulsa nacionalizaciones; practica el rigor presupuestario; se preocupa por el control de la inflación y el déficit público; predica que se paguen los impuestos y se moderen las reivindicaciones salariales; solicita inversión internacional y toma medidas para estimularla; en una palabra, el Gobierno de Unidad Nacional de Mandela está muy lejos de las políticas marxistizantes de tantos regímenes nacidos de movimientos de liberación nacional.Mandela ha optado por consolidar la economía de libre mercado, aunque, eso sí, ha elaborado planes para ir incorporando a ella a los negros. Dos son los ejes de esa política de incorporación. Uno es la Acción Afirmativa, la exigencia de una paulatina inclusión de negros en la Administración pública y en las empresas privadas. Otro es el Programa de Reconstrucción y Desarrollo, que pretende crear viviendas, escuelas y centros sanitarios en las zonas pobladas por los negros.
El Gobierno de Unidad Nacional está compuesto por el Congreso Nacional Africano de Mandela (15 carteras), el Partido Nacional de Frederick W. de Klerk (6 carteras) y el mayoritariamente zulú Partido de la Libertad Inkatha de Buthelezi (3 ministerios). El Presupuesto que ha aprobado para 1995 incrementa el gasto en vivienda, educación y sanidad y reduce el de defensa. Sin embargo, en proporciones moderadas. Aspira a reducir el déficit desde el actual 6,4% del PIB al 5,8%, y calcula que la economía surafricana crecerá este año a un ritmo del 3,5%.
Inversión extranjera
Mandela y su ministro de Finanzas, el independiente Chris Liebenberg, reiteran sus llamamientos a la inversión extranjera. Subrayan que Suráfrica tiene extraordinarias riquezas minerales, una infraestructura excelente en las áreas blancas y una posición estratégica en África austral. Y han enviado a los inversores claros mensajes, como un presupuesto riguroso y la abolición del rand financiero, que dificultaba la repatriación de capitales y beneficios.
Numerosas empresas alemanas, inglesas y francesas comienzan a establecerse en Suráfrica. Pero con precaución. La estabilidad del país no está asegurada y su mano de obra es poco cualificada, cara en relación a su productividad y, a causa de la lucha contra el apartheid, demasiado proclive a hacer huelgas. También a causa de ese combate muchos negros siguen sin pagar los alquileres y los recibos de agua y electricidad.
Vive estos días Suráfrica el clásico debate de "cañones o mantequilla". Se discute la compra de cuatro corbetas. Compiten dos ofertas: la del grupo escocés Yarrow y la del español Bazán. De materializarse, el de las corbetas sería el primer gran negocio español con la nueva Suráfrica.
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