La depresión posparto, un mito mas que una realidad
,La idea defendida por diversos sectores de la medicina sobre la existencia de un estado depresivo en las mujeres que acaban de dar a luz, como consecuencia de cambios hormonales o psicológicos, es más un mito que una realidad. Ésta es la conclusión central del estudio realizado por María Pilar Matud Aznar, profesora titular del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna (Tenerife).
El estudio, dirigido por el catedrático Vicente Pelechano, califica de errónea tanto la visión de los médicos biologistas, que relacionan los cambios hormonales posparto con las depresiones de las mujeres, como la de los autores que ven influencias psicológicas en los estados depresivos de las nuevas madres.
El trabajo consistió en aplicar el Inventario Para la Depresión de Beck a 127 mujeres durante tres etapas consecutivas: mientras estaban en el tercer trimestre de gestación, a los tres días de dar a luz y tres meses después del parto. Los resultados se compararon con los obtenidos en la aplicación de ese mismo cuestionario a un grupo de 100 mujeres en estado normal durante los meses que duró el estudio.
Las conclusiones obtenidas llevan a una tesis que contradice la idea generalizada sobre la segura aparición de una depresión en las mujeres que acaban de dar a luz. Matud establece que durante el embarazo no existen diferencias significativas entre el humor depresivo que declara el grupo de mujeres gestantes y el del grupo de mujeres en estado normal. Eso sí, hay más tendencia en las futuras madres a que les disminuya el deseo sexual o a que padezcan periodos de llanto, que incluyen incapacidad laboral, trastornos del sueño o fatigabilidad.
Analizados los resultados tres días después del parto, cuando la idea generalizada apunta a la aparición de una depresión, el estudio indica que las nuevas madres declaran un menor humor depresivo que el grupo de mujeres en estado normal, aunque siguen reconociendo más alteraciones somáticas básicas como consecuencia de las secuelas físicas que deja el parto. Tres meses después de dar a luz se nivelan los parámetros entre los dos grupos, lo que significa que existe la misma tendencia a la depresión en una mujer que no ha, estado embarazada y, por tanto, no ha dado a luz que en la que ha tenido un proceso de gestación y parto hace tres meses.
La tendencia, según la profesora Matud, es que disminuya el posible estado depresivo de las mujeres con respecto a cuando estaban embarazadas y que aparezca un cierto efecto de euforia que corresponde con la satisfacción por haber tenido a su hijo.
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