Purificación étnica en Baza
Acaban de salir a concurso siete plazas de especialistas en el Hospital General Básico de Baza (Granada), destinadas a españoles de linaje limpio, "sin ninguna mezcla de mala raza o sangre", como decían nuestros clásicos. Aunque la convocatoria no precise este extremo, podemos deducirlo del dato que tales puestos -de especialistas en cirugía general, anestesistas, neumólogo, internista y traumatólogo- estaban ocupados ya por españoles oriundos de Ceuta y Melilla o nacionalizados tras una larga estancia en la Península, con familias tan españolas como las restantes, aunque de piel más morena que la normal.Pese a sus fieles y leales servicios, a la alta capacidad reconocida por las propias autoridades médicas del hospital, al hecho de haber realizado sus estudios y obtenido los correspondientes diplomas en España, pagado su cuota en el Colegio de Médicos y demostrado su abnegación y competencia, como proclaman 2.418 firmas de vecinos unidos en una plataforma de solidaridad con ellos, estos españoles de segunda o tercera clase -negros y moros- deben ceder paso, empleo y salario a quienes lucen "cuatro dedos de enjundia de cristiano viejo rancioso por los cuatro costados de su linaje", se gún proclamaba con orgullo el bueno de Sancho Panza.
Mientras 427 especialistas trabajan sin título legal en los hospitales andaluces, las víctimas de este racismo administrativo, acusados de "intrusismo" por algunos colegas, se ven condenados al paro en su país de adopción en virtud del artículo 6, apartado 2, del BOE de julio de 1992, que, aplicado con carácter retroactivo, priva de validez profesional a los títulos concedidos a "extranjeros" aunque éstos hayan adquirido la nacionalidad española. Tal manifestación legal (!) de xenofobia coincide, conviene recordarlo, con las conmemoraciones del cincuentenario de Auschwitz y el compromiso solemne de los Gobiernos que asistieron a ellas de crear "un mundo libre de racismo".¿Cómo admiten el Ministerio de Sanidad y la Junta de Andalucía tales prácticas xenófobas y discriminatorias? Los estatutos del cardenal Siliceo sobre la "pureza de sangre", abolidos junto con el Santo Oficio de la Inquisición por, José Bonaparte, ¿siguen vigentes en una España que presume de democrática?
Sólo una movilización de nuestra sociedad civil y de las ONG, con su sostén activo a la plataforma de solidaridad con los médicos cesados, puede dar fin a este odioso atropello: la purificación étnica que, contra todos los principios del Estado de derecho y las convenciones humanitarias firmadas por España, se lleva a cabo, para vergüenza de todos, en el Hospital General Básico de Baza.-
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