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El Senado frena las reformas

Antonio Caño

Aunque el Contrato con América. ha salvado cómodamente el escollo de la Cámara de Representantes, donde Newt Gingrich actúa como el mariscal de un ejército de impulsivos reformistas, la revolución conservadora es todavía una revolución pendiente.Por un lado, el Senado, mucho más prudente y sensible a intereses tradicionales, se ha ocupado de reducir el ritmo del cambio y ninguna de las grandes propuestas legislativas surgidas de la Cámara de Representantes ha sido todavía ratificada. Por otro, el presidente Bill Clinton ha advertido que utilizará su derecho al veto para impedir que se conviertan en ley aquellas iniciativas que considere inconvenientes. Una de estas reformas, la enmienda constitucional para equilibrar obligatoriamente el presupuesto, fue derrotada en el Senado.

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Gingrich cumple en 100 días

Al contrario de Gingrich, que no tiene aspiraciones presidenciales para 1996, el líder del Senado, Bob Dole, es el principal candidato republicano a la presidencia. Eso le obliga a construir una coalición lo más amplia posible y, como consecuencia, a entenderse con los sectores más extremistas y más moderados de su propio partido.

La consumación de la revolución conservadora exigiría que el Senado apruebe en los próximos meses, al menos, la reforma de la beneficencia pública (welfare), los recortes de impuestos y la ley contra el crimen. En la agenda de la Cámara de Representantes están ya la reforma del sistema de discriminación positiva (affirmative action) y de las leyes de inmigración. Pero eso está todavía lejos de que sea aprobado por el Senado.

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