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Cuarto año de guerra

Cuando Bosnia entra en su cuarto año de guerra, se produce un balance estratégico. El Ejército bosnio no está aun preparado para forzar un giro estratégico total, pero el Ejército serbio del general Ratko MIadic ya no es capaz de dañar seriamente las posiciones de las fuerzas del Gobierno.Los serbios cuentan todavía con una ventaja técnica en armamento. Pero tienen que hacer frente a una crisis moral; a la deserción masiva de su Ejército y a la pérdida de posiciones estratégicamente importantes en el monte Majevica en el noreste bosnio, en el monte VIasic en Bosnia central y en la meseta de Kupres en el suroeste de Bosnia. Al mismo tiempo, su ofensiva en la región de Bihac, que dura ya seis meses, no ha avanzado nada.

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El Ejército bosnio utiliza una estrategia de ratón, mordisqueando las líneas serbias con docenas de pequeños ataques simultáneos en diferentes lugares. Cuando la guerra comenzó, en 1992, los analistas militares no concedieron ninguna posibilidad a los defensores bosnios. El conflicto armado cogió al Gobierno bosnio desprevenido, tanto militar como psicológicamente. Su defensa territorial, pobremente organizada, y la milicia local, con 18.000 rifles, tuvieron que enfrentarse a 90.000 soldados más de 450 tanques, centenares de cañones y otras piezas de artillería pesada.

Bosnia estaba prácticamente ocupada incluso antes de la guerra. Desde el principio, los serbios controlaban seis de las principales estaciones de telecomunicaciones. Ocuparon el monte Ocuparon el monte VIasic, desde el que se puede controlar Bosnia central, y la meseta de Kupres, y avanzaron hacia Bosnia central y Herzegovina occidental. Capturaron o volaron todos los puentes sobre los ríos Sava y Drina y rodearon todas las grandes ciudades gobernadas por los bosnios, impidiendo que recibieran suministros del exterior.

El principal objetivo bélico de Serbia consistía en conquistar la mayor parte posible de Bosnia, destruir la autoridad legal de Sarajevo y acabar con el concepto de una Bosnia multiétnica. Los extremistas serbios y croatas consideraban que el mantenimiento de esta idea multiétnica es una condición clave para el derecho bosnio a su unidad e independencia. La única forma de actuar contra esta idea multiétnica era mediante él genocidio, la limpieza étnica, la destrucción en masa y los campos de concentración. Por eso han sido asesinados más de 200.000 civiles. Fue un verdadero milagro que Bosnia y su mayor grupo unitario, los musulmanes bosnios, sobrevivieran.

Los serbios no consiguieron conquistar las ciudades (Sarajevo, Tuzla, Travnik, Gorazde, Bihac...) ni destruir el Ejército bosnio. Y sufrieron sus primeras derrotas entre finales de 1992 y marzo de 1993. Los generales serbios fracasaron en su intento de separar al Ejército bosnio de las unidades del norte en la región de Tuzla, aislándolo en Bosnia central. De haber tenido éxito, el Ejército bosnio habría perdido su capacidad de maniobra y se habrían formado más enclaves musulmanes bosnios aislados. Habría sido el fin de Bosnia.

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La segunda derrota serbia llegó con la proclamación interna cional de Bosnia como zona de exclusión aérea. La tercera, y la mayor derrota estratégica serbia, fue el Acuerdo de Washington, que ponía fin a la guerra entre el Ejército bosnio y la milicia bosniocroata y cimentaba la coalición entre éstos, hasta entonces enemigos. Este acuerdo liberó a 40 brigadas del Ejército bosnio para combatir a los serbios. Y abrió el acceso bosnio al mar.

Durante este periodo, tanto el Ejército bosnio como el Estado se consolidaron. El Ejército maduró tanto en combate, como en organización. Ahora es una fuerza de 200.000 soldados, relativamente bien armados, capaces de llevar a cabo operaciones militares complejas. La reciente liberación de la meseta de Vlasic hasta más allá de Travnik y de la estación estratégica de telecomunicaciones situada en esa montaña (a 1.940 metros sobre el nivel del mar) son buena muestra de esta capacidad.

Por tanto, hemos entrado en una fase más madura del conflicto. Aquí, en Bosnia, esta guerra presenta ciertas analogías con la II Guerra Mundial. El conocido disidente yugoslavo Milovan Djilas dijo n 1992: "En Bosnia todo es igual que en 1941. Hay chetniks y ustachas [unidades serbias y croatas fascistas], pero no hay partisanos". Esta analogía es buena, pero no totalmente cierta.

El historiador estadounidense Robert Donia ve las cosas como sigue: "En 1941, una poderosa fuerza militar [Alemania] se sirvió de una guerra relámpago para ocupar el país, tal como lo ha hecho la JNA [Ejército yugoslavo dominado por los serbios] en 1992. El ocupante de la última guerra tomó partido por uno de los grupos étnicos (los croatas), y en 1992, la JNA ha tomado partido por los serbios. Tito y sus partisanos ganaron gracias a los aliados".

Aquí es donde termina la analogía. En esta guerra, los bosnios no cuentan con apoyo militar de los aliados, con excepción del apoyo colorista de las Naciones Unidas. El primer año de guerra fue testigo del choque entre el poder militar (JNA) y los civiles. El segundo presenció un conflicto entre un Ejército serbio, bien armado, y una defensa territorial. El tercero fue el año de la consolidación del Ejército bosnio. En el cuarto año que comienza seremos testigos de un choque entre oponentes relativamente iguales.

No obstante, sigue sin haber una solución militar rápida y no hay ningún acuerdo político a la vista.

Emir Habul es director adjunto del diario Oslobodenje, de Sarajevo.

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