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El presidente de Burundi pide ayuda nacional para evitar un genocidio

El presidente de Burundi, Sy1vestre Ntíbantunganya, pidió ayer una acción internacional para evitar un genocidio como el de Ruanda. Francia, a través de su mini tro de Cooperación, Bernard Debré, se manifestó en términos similares. Los enfrentamientos entre la minoría tutsi (que copa el Ejército) y la mayoría hutu (en la que el presidente es su máximo representante) intentan consagrar la limpieza étnica de la capital, Bujunibura, ya casi totalinente tutsi. Los hutus se han atrincherado en Kamenge.

"En Burundi estamos ante el comienzo del genocidio", 2Ldvirtió ayer Sylvestre Ntibantunganya en una entrevista telefónica con la cadena de televisión belga RTBF. El presidente afirmó que "Burundi vive un fenómeno de desestabilización que puede traspasar sus fronteras". Por ello, pidió a la comunidad internacional que emprenda "una acción política para denunciar a las fuerzas extremista?.El ministro francés de Cooperación, Bernard Debré, recogió el guante al asegurar que se debería intervenir en Burundi si se agrava el conflicto étnico. Sin embargo, Debré descarta una misión unilateral francesa cómo la que se envi6 a Ruanda. "Antes de enviar tropas hay que promover el diálogo", dijo, pero "ya quedan pocos días antes de que consideremos algo más importante" que podría ser una intervención. Debré puntualizó: "No francesa, internacional".

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé, aseguró ayer, por su parte, que en Burundi ya se dan "todos los ingredientes para una confrontación entre extremistas hutus y tutsis". París intenta presionar a otros países para que se impliquen en este conflicto, lo que resulta harto difícil tras la experiencia de Somalia, e incluso de Ruanda.

Juppé matizó ayer que no cree que Burundi sea una segunda edición de la tragedia de Ruanda, pero sí que la tensión se iguala a los niveles vividos en 1991. En ese año, miles de personas murieron en un levantamiento hutu que puso fin a una dictadura militar tutsi. En 1993, el asesinato a manos de tutsis del primer presidente democráticamente elegido y de etnia tutsi se saldó con otros 50.000 muertos.

El secretario general de las Naciones Unidas, Butros Burtos-Gali, pidió ayer al Consejo de Seguridad que preste "la más seria atención" a la situación en Burundi. Butros-Gali se reunió con los representantes permanentes en el Consejo para estudiar la posible creación de una misión de la ONU en Bujumbura.

Mientras, los ministros de Exteriores de la Organización para la Unidad Africana (OUA), reunidos desde ayer en El Cairo, abordarán hoy el conflicto entre hutus y tutsis en Burundi.

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La noche del viernes al sábado fue la más dramática del año en Bujumbura. Según el presidente, murieron unas 150 personas, en su mayoría hutus. Estimaciones de la Cruz Roja Internacional elevan esta cifra a unos 500. Pero anoche aún se escuchaban tiros y explosiones en la capital burundesa.

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