Pedagogía latinoamericana

Cuando escribimos sobre educación, citamos frecuentemente a teóricos de los países desarrollados. Casi nunca aparecen referencias a lo que se hace en el Tercer Mundo o en los países en vías de desarrollo.La asistencia al Encuentro por la Unidad de los Educadores Latinoamericanos, que ha tenido lugar recientemente en La Habana, en una delegación de la Fundación Cooperación y Educación (Funcoe), me ha permitido descubrir que compartimos muchos elementos del discurso. Y me atrevería a decir que hay ideas autóctonas de América Latina capaces de enriquecer el nuestro.

Es muy difícil hacer síntesis, y aun en el caso de lograrlo, se sabe que se trata de líneas muy generales que sólo reflejan una parte de la realidad. Voy a correr el riesgo de expresar en una pocas líneas lo más útil que percibí en ese encuentro de más de cuatro mil delegados y delegadas de todos los rincones de América y de algunos países europeos.

¿Qué ideas compartimos y con cuáles nos pueden ayudar los compañeros y compañeras de Cuba, Argentina, México, Colombia, Brasil...?

En cuanto a lo compartido quiero dejar constancia de que, aunque sus realidades distan mucho de las nuestras, utilizan conceptos equivalentes, puesto que las ideas de la Escuela Nueva llegaron allí y allí han tenido continuadores que las han adaptado y enriquecido, igual que ha ocurrido con la literatura, la arquitectura, la música, etcétera.

Esta recreación tiene algunas aportaciones originales, como es el caso de lo relacionado con la creatividad. Si la literatura, las fiestas o la artesanía muestran un abigarramiento de colores, sensaciones y vivencias, la teoría educativa no ha quedado al margen de esta potencialidad. Otro rasgo, próximo al anterior, es el relativo a una gran unidad mente-cuerpo, que alcanza su mayor nivel en Brasil, Cuba y, en general, en los países con presencia significativa de la raza negra, impregnados por la cultura del cuerpo que trajeron los esclavos africanos. También es más positiva la relación naturaleza-cultura.

Si para nosotros lo importante es que los conocimientos científicos se pongan al servicio de un desarrollo sostenible, ellos ponen énfasis en la necesidad de reescribir la historia para que las personas se sientan orgullosas de la propia cultura; así abandonarán el modelo depredador del consumismo para recuperar hábitos del pasado más respetuosos con el medio.¿Por qué en España tenemos que mirarnos sobre todo en modelos anglosajones? Debemos seguir estudiando las aportaciones de estos y, al mismo tiempo, nos será de gran utilidad analizar los planteamientos de nuestros compañeros y compañeras latinoamericanos.

Si en nuestro país admiramos la figura de Giner de los Ríos, en América Latina es muy valorada la dimensión pedagógica del cubano Martí, quien, por ejemplo, defendía que "las niñas deben saber lo mismo que los niños para hablar con ellos como amigos", a pesar de la división clara por- sexos que también reflejaba su discurso.

En nuestra pedagogía pesa más lo científico que lo histórico. El constructivismo es el modelo funcional que explica la adquisición de hábitos y conocimientos. Pero, sin duda, saldríamos ganando si lo complementamos con rasgos tan humanos como la creatividad, la unión mente-cuerpo o la relación naturaleza-cultura.