Los últimos maoríes

Once were warriors (Guerreros de antaño)Director: Lee Tamahori. Guionista: Riwia Brown. Fotografía: Stuart Dryburgli. Música: Murray Grindlay y Murray McNabb. Nueva Zelanda, 1994. Intérpretes: Rena Owen, Temuera Morrison, Mamaengaroa KerrBell. Estreno en Madrid en las salas Gran Vía, Luchana, Excelsior, Parquesur, Alpliaville (V. O. subtitulada).

Primitivos habitantes de la lejana Nueva Zelanda, los maoríes son un pueblo fiel a sus costumbres, característico por sus tatuajes, que hace unos 600 años vendió sus tierras a los conquistadores británicos. Desde entonces, y poco a poco, arrinconó su idioma por el inglés y se convirtió al cristianismo, pero conservó la pureza de su raza polinesia frente a los blancos o pakehas, gracias a vivir en unos guetos cada vez más míseros y marginales.

Tras una larga trayectoria como fotógrafo y realizador de anuncios publicitarios, el maorí Lee Tamahori ha partido de una novela de éxito en su país, escrita por Alan Duff, para contar la situación actual de su pueblo. Lo hace de una forma bastante curiosa, mezclando diferentes géneros y estilos, pero el resultado de la película Guerreros de antaño es una experiencia fallida a pesar del gran éxito obtenido en Nueva Zelanda y los premios ganados en diferentes festivales internacionales.

Narra la dramática historia de una familia maorí que malvive en los suburbios de la ciudad de Auckland por culpa de su violento, vago, borracho y misógino padre. Y cómo la madre de pura raza maorí se enfrenta a su marido, descendiente de esclavos negros, para unirse con sus antepasados y conseguir que sus cinco hijos no acaben de destruirse por las malas influencias.

Ninguna información

'Partiendo de un estilo realista, el principal problema de Guerreros de antaño es ser demasiado localista, no transmitir ninguna información sobre Nueva Zelanda, los maoríes y Auckland. De forma que el espectador no bien informado puede creerse que está viendo la habitual historia de pandilleros que transcurre en alguna perdida zona de la ciudad de Nueva York.

Otra de sus incongruencias es que utiliza la estética de las más tradicionales películas de peleas, irregularmente combinada con la más característica de los melodramas, para contar la habitual historia de la familia destruida por la pobreza de su entorno, peto el resultado no acaba de funcionar.

Con sus violentas peleas, las dramáticas historias de los tres hijos mayores y la del propio matrimonio, Guerreros de antaño es un producto demasiado híbrido que crea un evidente desconcierto. Quizá la clave de esta compleja y mal resuelta mezcla de realismo, actores debutantes, peleas y melodrama reside en que, en la actualidad el realizador Lee Tamahori está en Los Ángeles, en donde prepara su segundo largometraje, cien por cien norteamericano.