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CONFLICTO PESQUERO

Pescadores a la deriva

El capitán del 'Estai', Enrique Davila, asegura que el barco fue objeto de un verdadero secuestro

"Vinieron como piratas, a abarloar [situar un costado de un buque junto a otro]". Navegando entre bloques de hielo, Enrique Davila, capitán del Estai, relató ayer por la tarde la captura del barco en una conversación telefónica con la cadena SER en Galicia. En el momento del diálogo, Davila gobernaba él mismo el pesquero, en dirección al puerto de Saint John's, bajo la vigilancia de ocho guardamarinas canadienses que ya se habían desarmado. "Ahora todo el mundo está tranquilo y el trato que nos dan es bueno", aseguró el capitán."Nos apresaron por pescar. Simple y llanamente". Davila explicó que el Esta¡ faenaba en aguas internacionales, a unas 250 millas de Saint John's, cuando repentinamente se vio cercado por tres patrulleras y un remolcador canadiense. "Ni siquiera se pusieron en contacto con nosotros por radio, ni nos explicaron que estaban en tareas de inspección" relató el capitán, "vinieron directamente a abarloar. Al ver que había 13 hombres armados, salimos navegando".

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Durante la persecución, las patrulleras advirtieron al Esta¡ que detenía la máquina o harían uso de las armas. "Nosotros les respondimos que estábamos en aguas libres pero no contestaron", señaló Davila, "en la zona había otros cuatro barcos y también les amenazaban para que se apartasen. Entonces una de las lanchas comenzó a disparar salvas y un remolcador con mangueras de agua se puso a nuestro costado. Fue cuando decidimos parar".

Sentimiento de indefensión

"Nos sentimos indefensos. El Gobierno tiene que dejarse de paños calientes con Canadá". Desde un lugar a 305 millas de la costa de América del Norte, Manuel Pesqueira, patrón del buque de Marín (Pontevedra) José González Noar, descargaba a través del teléfono la rabia de los marineros españoles por el apresamiento del Estai. A Pesqueira le hierve la sangre cuando relata los detalles del incidente: "Junto al Estai había otros dos barcos, a los que le pasaron las balas silbando por la cabeza. U patrullera canadiense abrió fuego por la proa y por la popa. Fue un verdadero secuestro."

En la zona donde permanece el González Noar había ayer otros 13 buques españoles, todos navegando en formación en una "cadena de defensa". Durante la noche, aviones canadienses sobrevolaron constantemente los buques. "Casi nos rozaban y alumbraban los barcos con luces reflectantes" afirma Pesqueira.

En pleno acoso de las autoridades canadienses, los marineros debatían sobre posibles medidas de presión, como el regreso a España para bloquear algún, puerto importante. Pero de momento, la consigna es no ceder ante el hostigamiento y permanecer en alta mar formando una escuadrilla entre todos los buques. Los 14 barcos esperaban la llegada de dos, pesqueros gallegos y dé la flota portuguesa, que faenaban en una zona distinta en el momento del incidente, para unirse a la formación "defensiva". "Pero tiene que venir también la Armada. Que nos manden patrulleras bien dotadas, con un médico y con hombres, rana por si hay problemas", reclama el patrón del González Noar.

En Vigo, mientras, el clima se resumía así: "Indignación, no podemos sentir otra cosa. Indignación y perplejidad. "Nos complacen las declaraciones de condena, pero este conflicto ya no se para ahí. Necesitamos medidas más concretas que garanticen una normalidad a. los barcos que faenan en esos caladeros porque la gente es presa de la intranquilidad".

Los funcionarios de las diversas armadoras tranquilizaban a los familiares de los tripulantes que demandaban noticias frescas de alta mar. "Son unos canallas esos canadienses. Dígalo así", señala al periodista la esposa de un tripulante de un fletanero. "Vivimos seis meses del año separados, bastante sacrificio es ya. ¿Qué es lo que pretenden ahora?".

El ambiente volvía a cargarse de ese pesimismo que los armadores gallegos han ido digiriendo a costa de las restricciones y prohibiciones que se han sucedido en los últimos años, mismo desde que en la década de los setenta se ampliara a 200 millas la soberanía de los países costeros sobre sus aguas marítimas. "Nosotros hemos pescado en todos los mares del Atlántico desde hace siglos. El Gobierno español debería ser más contundente en hacer reconocer, esos derechos históricos que deberían asistimos".

A los problemas intermitentes del Gran Sol, sucedió la drástica expulsión de la flota congeladora de otros caladeros tradicionales, los de Namibia, "y la continua animosidad de Canadá contra nuestros barcos", señala Rosafino Prendes, de Freiremar, que tiene cuatro congeladores dedicados al fletán.

Los portavoces de Anamer y Anabar, las dos asociaciones que agrupan a los congeladores gallegos, no ocultan su malestar por "la falta de reacción del Gobierno español. Desde el 25 de enero" añaden, "venimos pidiendo reiteradamente que envíen buques de la Armada, para proteger a nuestros pescadores y todavía hoy no ha salido ninguno con rumbo a ese caladero: ¿qué podemos pensar?"

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