México pide a Washington la extradición de Ruiz Massieu como encubridor de Raúl Salinas

Mario Ruiz Massieu, ex subprocurador general (vicefiscal general) de México y hermano de José Francisco, el secretario general del Partido Revolucionario Institucional (PRI) asesinado en septiembre del año pasado, anunció ayer que pedirá asilo político en Estados Unidos, donde se encuentra detenido por un delito de violación de las leyes de inmigración. Horas antes, en México, el Gobierno había anunciado lo que ya se esperaba: la petición formal de extradición del ex subprocurador para que responda por el delito de encubrimiento del inductor del asesinato de su hermano. Contra su supuesto protegido, Raúl Salinas, la justicia mexicana dictó ayer auto de prisión formal.

"Mi cliente recurrirá a cualquier instancia porque lo que tiene claro es que no está dispuesto a volver a México", indicó ayer a EL PAÍS el abogado de Ruiz Massieu, Michael Santagelo. El ex subprocurador reclama su derecho a ser tratado como preso político porque considera que, de ser devuelto a México, donde es acusado de obstruir la investigación sobre el asesinato de su hermano, su vida correría peligro. "Ruiz Massieu tiene la impresión de que se trata de un asunto de índole política y no estrictamente legal".El juez estadounidense encargado del caso ha ordenado el ingreso en prisión sin fianza del ex fiscal mexicano hasta que se decida sobre su destino, lo que podría tardar días, semanas o meses.

Ruiz Massieu fue arrestado el pasado viernes por la noche en el aeropuerto de Newark, a unos 50 kilómetros de Nueva York, por violar la ley estadounidense que exige a todas las personas que ingresen o abandonen este país declarar cualquier cantidad de dinero superior a 10. 000 dólares (1,27 millones de pesetas). En el momento de su detención, el ex subprocurador mexicano llevaba encima 40.000 dólares, de los que sólo había declarado 18.000.

Detención provisional

En México, la Procuraduría anunciaba que el domingo por la noche el Gobierno había solicitado formalmente a las autoridades de Estados Unidos "la detención provisional con fines de extradición" de Mario Ruiz Massieu.

Quedaban así confirmados los cargos contra él: intimidación, delito contra la Administración de Justicia y encubrimiento de Raúl Salinas, el presunto inductor del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu Hasta ahora, la fiscalía mexicana había hablado de indicios que hacían sospechar que en los 57 días en que Ruiz Massieu se hizo cargo del caso modificó los testimonios que involucraban en el crimen al hermano del entonces presidente, Carlos Salinas, como "autor intelectual". Sobre el ex jefe de Estado, la Procuraduría ha afirmado que no existe cargo alguno.

De acuerdo a las leyes estadounidenses, México tiene un plazo de 60 días para documentar la petición de extradición. El juez encargado del caso, Ronald Hedges, iniciará después los interrogatorios e investigaciones para determinar si la vida de Ruiz Massieu está verdaderamente amenazada en su país. Este proceso es indepediente al que se sigue contra el político mexicano por la violación de las leyes migratorias.

El abogado Santangelo declaró ayer que las acusaciones contra su cliente son "ilógicas, increíbles y estúpidas", y se refirió a ellas como prueba de que existe un intento de persecución política contra el ex subprocurador. Su cliente, añadió, sospecha de la actitud de las autoridades estadounidenses, "porque están trabajando codo a codo con México" en el desarrollo de la crisis política y económica mexicana.

Al margen de las sospechas del acusado, lo cierto es que su actitud ha levantado todo tipo de suspicacias. En el momento de su detención, Ruiz Massieu, que dimitió de su cargo de subprocurador en noviembre tras acusar a algunos sectores del PRI de torpedear sus investigaciones, se disponía a abordar un avión rumbo a Madrid. En su bolsillo llevaba billetes para Montreal (Canadá). Y horas antes había declarado que se encontraba en Estados Unidos para realizar una gira profesional de unos días por varias universidades. A todo esto un diario del Gobierno mexicano lo llamó abiertamente "huida". Su salida de México fue tolerada por la Procuraduría, que recibió "órdenes de arriba", según fuentes cercanas al caso, para no detenerlo y evitar así nuevos escándalos.

Lo que las autoridades mexicanas tampoco querían era perder al ex subprocurador por otros continentes. Los agentes aduaneros estadounidenses, que no suelen prestar demasiada atención a las divisas de los que abandonan el país, jugaron ahí su baza. La impericia de Ruiz Massieu hizo el resto. Lo que parece ya evidente es que la policía stadounidense seguía de cerca los pasos del exsubprocurador.