El patrimonio artístico español ha sufrido un centenar de robos en los últimos dos años
Sólo un 25% de los objetos sustraídos se consigue recuperar
Dentro de unos días, de unas semanas como mucho, llegará a España una importantísima colección de medallas conmemorativas españolas, un verdadero tesoro sacado ilegalmente de nuestro país por quienes eran hasta entonces sus legítimos propietarios, y que ha sido recuperado gracias a la labor de la Unidad de Delitos contra el Patrimonio Histórico de la Dirección General de la Policía. Buenas noticias como ésta no son frecuentes: en los dos últimos años, los robos al patrimonio artístico español ha ascendido a un centenar. Solo el 25% de los objetos sustraídos.
Si hay 100 robos, los objetos robados suman siempre, como mínimo, el doble. Una antigua ermita desvalijada, un yacimiento arcaico saqueado... Si lo robado no es de mucho valor se coloca fácilmente sin cruzar las fronteras. Y si es más importante viajará bien escondido camino de otros mercados con pocos escrúpulos. Porque lo mismo que hay países que llevan el marchamo lamentable de expoliados, los hay también que van señalados con el no más honroso de expoliadores.Al subdirector general de Protección del Patrimonio Histórico, Luis Giménez Clavería, no le importa señalarlos: "Hay países que tienen grandes mercados de arte y de subastas, que incluso una parte importante de la riqueza de esa nación depende del mercado de arte. Son los que se llaman de tránsito: reciben las obras de arte que vienen de otros países y las mercadean. Suiza, Japón, Estados Unidos, Reino Unido, son países de tránsito. España, desde luego, no está en ese mercado", puntualiza. Y el inspector Marcial Pérez, enlace del Grupo de Delitos contra el Patrimonio Histórico, corrobora: "Dentro de la Unión Europea los países más expoliados son Italia, Francia y España, por ese orden". A pesar de lo cual reconoce que la situación está mejorando, que ya no es tan desesperada como en otros tiempos: "Usando una terminología escolar, podríamos calificar la situación española actual con un bien".
Pero no todos los objetos artísticos o culturales que salen fraudulentamente de nuestro país proceden de un robo. Hay también otro tipo de delito, más sutil si se quiere, con el morbo añadido de que quienes lo cometen suelen pertenecer a estratos sociales considerados honorables. Son las llamadas exportaciones ilegales. El caso de la colección de monedas recuperadas recientemente pertenece a este apartado.
"Se trata de un típico caso de exportación ilegal. No es un robo, puesto que los exportadores han sido los dueños de la colección. Pero es igualmente un delito", explica el inspector. "Las medallas más antiguas son de Felipe II y las más modernas de Juan Carlos I. Sus dueños decidieron sacar la colección de España para venderla fuera. Iba camino de Suiza, pero ha sido interceptada en Francia. Ahora está en poder de las autoridades francesas, que han colaborado activamente con nosotros, y esperamos que nos hagan la entrega de un momento a otro. Entonces, previa decisión judicial, pasarán a pertenecer al Estado español y se depositarán en el Museo Arqueológico".
¿Y esto por qué?, se preguntará alguien. ¿Con qué derecho me prohibe el Estado vender mi colección familiar de medallas, los cuadros de mi abuela, las joyas de mis antepasados?
Giménez Clavería tiene la respuesta: "Las obras de arte, aunque sean de propiedad privada, son también patrimonio común". Tanto el funcionario del Ministerio de Cultura como el inspector de policía muestran especial interés en que quede muy claro: "Hay gente que alega ignorancia. Dicen: 'Si hemos ingresado en la Unión Europea y han desaparecido las barreras, nosotros podemos pasar mercancía artística como cualquier otra'. Pero no es cierto. Esa es una interpretación gratuita. El comercio es libre, pero tiene sus excepciones".
Justamente en estos días está en el aire un caso muy representativo. Una familia exportó clandestinamente cuatro valiosos cuadros: dos de Morales, uno de Gossaert y otro de Strozzi. Los cuadros han sido recuperados en Suiza, en un depósito de un puerto franco de Ginebra. "¿Cómo que de quién son ahora? Ahora son del Estado español, como lo son siempre las obras que se exportan clandestinamente. Quien comete el delito pierde todo derecho sobre ellas", aclara G. Clavería. Pero el subdirector lamenta no poder añadir todavía este nuevo caso a la lista de recuperaciones definitivas. "Ya puede imaginarse", dice; "la familia ha interpuesto recurso. Alegan ignorancia...".
Pero las leyes son tajantes y dicen que lo mismo que no hay libre tránsito para las armas o las drogas, tampoco lo hay para las obras de arte.
Directiva europea
Ni lo hay ni lo habrá en un futuro próximo, habría que añadir. Porque precisamente . para reforzar esos derechos la Unión Europea han firmado recientemente la Directiva de Restitución de Bienes Culturales, que obliga al país receptor del objeto robado a devolverlo al país propietario. "A veces ocurre que el país comprador ha sido engañado, es decir, ha adquirido el objeto artístico ignorante de que éste había sido o robado o exportado ilegalmente desde otro país. En esos casos, y si consigue demostrar su buena fe ante los tribunales, es posible que el despojado tenga que indemnizar al que adquirió el objeto que ahora tiene que devolver. A pesar de esta cláusula, que ha sido muy discutida, la directiva supone un gran avance", opina el inspector.
También a Giménez Clavería le parece un paso adelante, aunque señala algunos fallos. Por ejemplo: "El procedimiento obligado para conseguir la restitución es caro. Hay que plantearse si vale la pena o no, porque te puedes encontrar con que el precio de la obra que quieres rescatar es inferior al que hay que gastar para recuperarla".
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