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México hipoteca su petróleo con EE UU para lograr un crédito de 20.000 millones de dólares

Antonio Caño

A cambio de mayores sacrificios y disciplina en la economía mexicana, así como importantes concesiones a Estados Unidos sobre el control de las divisas procedentes de las exportaciones del petróleo, el Gobierno norteamericano dio ayer por fin luz verde al crédito a México de 20.000 millones de dólares, que se encontraba congelado desde hacía tres semanas. El acuerdo, que puede acarrear serios problemas políticos, tanto en México como en Estados Unidos, pretende poner fin al imparable declive del peso y devolver la serenidad a los mercados financieros internacionales.

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El secretario del Tesoro estadounidense, Robert Rubin, y su homólogo mexicano, Guillermo Ortiz, firmaron ayer, después de cinco días de difíciles negociaciones en Washington, cuatro documentos con los que Bill Clinton se juega su prestigio como presidente, y México, sus posibilidades de salir de la crisis. Clinton declaró ayer que confía en que México tomará las medidas que permitan el éxito de este plan, pero advirtió que "si no lo hace, este acuerdo tiene cláusulas que protegen efectivamente al contribuyente norteamericano".Los 20.000 millones, que son parte de un plan internacional de rescate que asciende a 50.000 millones de dólares, serán entregados en diferentes fases a lo largo. de todo este año. La cantidad de la que México podrá disponer a partir de hoy mismo es 3.000 millones de dólares. La mitad del total será entregada a partir del próximo mes de julio.

Una garantía sólida

El punto más controvertido del acuerdo es el hecho de que México hipoteca prácticamente sus exportaciones de petróleo -algo más de 6.500 millones de dólares al año- como garantía exigida por Estados Unidos. Según los términos del acuerdo, los compradores de petróleo mexicano pagarán el producto a una cuenta de Pemex (la empresa nacional de petróleo) en un banco privado de Nueva York (probablemente, el Swissbank), que lo transferirá, a su vez, al banco de la Reserva Federal en esa ciudad. Ese dinero estará permanentemente disponible para el Gobierno mexicano, excepto cuando las autoridades norteamericanas decidan que México es incapaz de satisfacer la deuda contraída ayer o está violando las condiciones económicas pactadas en estos acuerdos.

Guillermo Ortiz, tratando de aminorar el impacto que un paso de tan alta sensibilidad política puede tener en su país, aseguró ayer que esta medida "no es diferente de las garantías dadas anteriormente en otras transacciones financieras".

Robert Rubin declaró que estos acuerdos "satisfacen a los intereses económicos norteamericanos" y servirán para "apoyar el tipo de cambio de la moneda mexicana y para robustecer la economía de ese país, al eliminar los problemas financieros de corto plazo".

El secretario del Tesoro insistió, no obstante, en que "este programa sólo funcionará si México toma los difíciles pasos que son necesarios para reestablecer la estabilidad y colocarse en el camino de una buena situación económica a largo plazo". Con ese fin, México anunció ya el lunes un incremento del 50% en los tipos de interés de los préstamos de su banco central a la banca comercial. Esa medida es parte de un programa más amplio de ajuste que obligará a un mayor sacrificio aún a la población mexicana y que parece condenar a ese país a una inevitable recesión.

Los expertos habían advertido que el dinero sin más no seviría para resolver los problemas de la economía mexicana, e incluso habían pronosticado que México podría necesitar una nueva línea de crédito a final de año si no se solucionaban antes los problemas de fondo de ese país. Con una política monetaria más estricta se propicia, además, una mayor rentabilidad del dinero de los inversores en el mercado mexicano.

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