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La Bolsa mexicana valora de forma negativa la subida de los tipos de interés en un 50% y cae un 4,92%

Javier Moreno

México reaccionó ayer de forma aparentemente contradictoria al acuerdo alcanzado en Washington, que desbloquea la ayuda de 20.000 millones de dólares prometida por Bill Clinton hace 21 días. Ante la sorpresa generalizada de los responsables políticos, todos los indicadores económicos se hundieron, dejando meridianamente claro que EE UU ha rescatado al Gobierno de Ernesto Zedillo de su insolvencia, pero que el país, su industria y sus trabajadores se enfrentan solos a una de las más profundas crisis que recuerdan los mexicanos.La Bolsa cayó un 4,92%, como en los peores días de la crisis que, desde la devaluación del 20 de diciembre, amenaza con llevarse por delante al país. El pesimismo de los inversores, mientras la Secretaría de Hacienda trataba de festejar el acuerdo, tiene una causa bien definida: el exorbitante coste del dinero. El Banco de México cedió el lunes a una de las exigencias impuestas por EE UU para rascarse el bolsillo y elevó los tipos de interés hasta el 50%.

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En el mercado secundario de deuda, algunos títulos llegaron ayer al 65%, en vista de lo cual la patronal emitió un agónico grito de socorro y afirmó que, de seguir así, el precio del dinero, México asistirá en breve a una quiebra generalizada de sus pequeñas y medianas empresas, endeudadas en pesos.

La derrota encajada por el Gobierno fue total y en todos los frentes. El peso mexicano, que teóricamente debía haberse fortalecido tras el anuncio de la ayuda y el brutal alza de tipos del lunes, cayó un 3,3%, lo que deja a los responsables de la economía sin instrumentos para dar respuesta hoy a la situación, más allá de confiar en que escampe la tormenta.

Los inversores parecen haberse dado cuenta, súbitamente, de la delicada situación de la economía real de México y de las escasas posibilidades de que sus empresas generen. beneficio alguno este año. Por ello, los cambalaches macroeconómicos del Gobierno mexicano con Washington no logran despertar confianza. "Se necesitan medidas adicionales", según Ricardo Vázquez, analista del Banco Unión-Cremi, "para tratar de salvar de la quiebra al numeroso grupo de empresas amenazadas".

El Banco de México, mientras, abundaba en sus programas "macrofinancieros" y anunciaba dos medidas que, en su opinión, darán un vuelco a los mercados mexicanos. Se trata de la introducción a medio plazo de una nueva "unidad de cuenta" para operaciones financieras, cuyo funcionamiento aún resultaba bastante oscuro ayer incluso a los analistas, y la creación de un mercado de futuros de divisas, que "facilitará la toma de decisiones económicas". La misma nota oficial servía para explicar que el peso seguirá, de momento, en libre flotación.

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