Rescatados del olvido
La crisis fronteriza ha rescatado del olvido el abandono en que se consume una gran parte de la Amazonia indígena enclavada en la cordillera donde se han librado los más duros combates. La única carretera desde Lima hacia muchas aldeas quedó cortada hace 30 años en Imaza, a 200 kilómetros de la frontera. Un solo médico atiende a los 45,000 indígenas y 5.000 mestizos domiciliados en 30.000 kilómetros cuadrados sureños: inevitablemente, la mortandad por hepatitis, meningitis, rabia, desnutrición y paludismo es muy alta, y el sarampión diezma.También en Ecuador sufren esas lacras. Y como en las selvas peruanas, el vuelo rasante de helicópteros y aviones de combate, las fuertes detonaciones, las rondas de los pelotones nocturnos o el miedo a una guerra abierta espantaron a comunidades indígenas enteras, y en su éxodo abandonaron huertos y animales. Empujadas, por el hambre y los rigores de la intemperie, numerosas familias regresaron a la choza.
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