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Patricia Highsmith dejó sobre la mesa de su editor suizo tres manuscritos inéditos

La escritora norteamericana será incinerada en una ceremonia íntima

Patricia Highsmith escribió hasta el último momento. En los próximos días saldrá a la venta en ocho idiomas uno de sus últimos libros, Small G. un verano idílico, que comienza con un crimen. La reina de la novela policiaca, metódica y disciplinada como buena profesional, dejó en la mesa de su editor, Daniel Keel, sus tres últimos manuscritos: una recopilación de sus dibujos -paisajes, retratos y gatos-, una serie de relatos y un libro de ensayos. La que fuera una de las voces más personales del genero negro será incinerada en un lugar no revelado en una ceremonia familiar.

Enferma de leucemia desde hace tiempo, llevó su padecimiento como otro elemento más de su vida cotidiana. Sólo se lamentaba de sentirse débil o tener que ir al hospital a hacer se una transfusión de sangre, aseguró ayer una vecina y amiga de la escritora.Sólo un grupo de amigos más íntimos, los que la divertían y a los que gustaba hacer reir", darán el último adiós en privado a las cenizas de Highsmith en Tejna, adonde llegó hace casi trece años en compañía de sus gatos y en busca de los dos únicos vecinos que soportaba: la naturaleza y el cielo. Para mediados de marzo aseguró su editor, se prepara un homenaje público a la escritora.

Discreción

De la escritora norteamericana se puede decir que murió tan discretamente como había vivido. La reserva y la privacidad fueron dos constantes de esta gran escritora americana, aseguró ayer su editor.

Aunque sus novelas no son autobiográficas, "a través de sus libros se puede encontrar su alma", dice Keel, quien se mostró profundamente afectado por la muerte de la escritora, con la que mantenía una larga amistad.

Sus personajes, aparentemente ciudadanos normales, sabían despertar en el lector la inquietud de que tras un rostro inofensivo podía estar escondido un criminal. El editor simplemente cita una frase de Highsmith para entender mejor a la autora de Extraños en un tren: "Hay demasiadas mentiras en este mundo sucio y la gente trata de mirar hacia otro lado para no ver las profundas verdades. Por ello admiro a las personas que hacen algo bueno sin dudar".

La muerte de la creadora de Ripley conmocionó Tejna, el pueblo de 500 habitantes donde vivía. Según Ingeborg Lüscher, una de sus escasas amigas entre el vecindario, a Highsmith "sólo le interesaba escribir. Era un genio que quería anteponer su creatividad a todo lo demás".

Highsmith y Lüscher se veían a diario y hablaban, pero nunca de cosas relacionadas con sus trabajos -ésta última también es artista- "Simplemente de las cosas prácticas de la vida como enviar un documento por correo rápido o de las rosas que había que cortar en el jardín". Y es que la vida de la escritora americana "era escribir y no socializar".

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