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Ecuador sólo aceptará un alto el fuego si logra mantener sus actuales posiciones fronterizas

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIALNovios de la muerte y capellanes castrenses acompañan la marcha de los batallones de refuerzo hacia la cordillera del Cóndor, y en algunas columnas de reservistas quiteños la exaltación insta al desquite contra el enemigo peruano. El notable reforzamiento militar de la frontera en disputa no desembocó ayer en nuevos choques y al silencio de las armas le siguió una ofensiva diplomática contra reloj de gran envergadura. Ecuador, que atribuye las principales culpas de la crisis a las ambiciones, políticas del presidente Alberto Fujimori, reiteró que sólo aceptará un alto el fuego cuando éste se acuerde sin condiciones previas y no suponga el abandono de las actuales posiciones militares.

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La Organización de Estados. Americanos (OEA), cuya secretario general, César Gaviria, reparte su tiempo entre Quito y Lima tratando de amortiguar el actual enconamiento, celebró ayer una reunión de urgencia en Washington. Simultáneamente, delegados de los cuatro países que avalaron el Protocolo de Río de Janeiro de 1942 sostuvieron reuniones con el Gobierno de Quito, y otras naciones latinoamericanas renuevan gestiones para evitar la reanudación de hostilidades que se han cobrado la vida de decenas de soldados y continúan peligrosamente abiertas.La convocatoria a la serenidad efectuada por el presidente ecuatoriano, Sixto Durán Ballén, nuevamente vitoreado ayer en la Plaza de la Independencia por un multitudinaria concentración de estudiantes y chóferes, ha sido secundada por la mayoría, aunque se observa acamparamiento de alimentos y combustible. En La Libertad, personas con uniformes militares saquearon mercados y comercios aduciendo la necesidad de vituallas para las Fuerzas Armadas.

Durán Ballén aseguró ayer ante los manifestantes que Ecuador no se sentará a la mesa de negociaciones con Perú mientras no haya "un cese el fuego incondicional"._El presidente ecuatoriano reiteró que no aceptará un cese de hostilidades que no ¡mplique la retirada de las tropas ecuatorianas de los destacamentos que tiene desde hace décadas en la zona de litigio con Perú.

Los transportes de munición blindados y otros pertrechos hacía aeropuertos de la Fuerza Aérea es constante, y el ánimo de los quintos movilizados se muestra patriota y guerrero. "¡Que viva Ecuador, abajo Perú!", se grita en las columnas de alistamiento del Centro de Reclutamiento de Pichincha.

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Cánticos y enseñas

"Tenemos que dar todo lo que merece la patria", reclaman varios ciudadanos, en un llamamiento a la entrega que suscriben con cánticos y enseñas nacionales los que también dieron un paso al frente. Un licenciado de cuarenta años, sumado voluntariamente a las levas de 1973, 1974 y 1975 llamadas a filas, reclamaba ejemplaridad. "Tenemos que enseñar a nuestros hijos de que somos ecuatorianos de verdad", proclamó eufórico. "El coraje que llevo dentro nadie me lo puede arrebatar".

En la estación de autobuses de la capital, jóvenes rechazados por no necesitarse ahora de su concurso quieren viajar por carretera hacia Oriente e intentar su enrolamiento en destacamentos de avanzada. "Me voy a Loja, aquí dicen que esperemos al próximo contigente pero yo no quiero esperar", dice José, sin ninguna experiencia militar ni años para tenerla. También la Conferencia Episcopal se moviliza y decidió el envío a los campamentos de padres salesianos y franciscanos.

La evacuación de mujeres, niños y ancianos de los pueblos y, aldeas próximas a las estribaciones de la cordillera. prosigue. La mayoría de los niños y mujeres de cuatro comunidades shuaras, de la Amazonia ecuatoriana, fueron evacuadas de sus aldeas. En las márgenes de los ríos limítrofes, la infantería de Ecuador y Perú abrió trincheras y casamatas que en la provincia de El Oro sus tiradores dominan sin necesidad de utilizar unos prismáticos. No todos quieren irse. Unos porque no tienen adonde ir y otros porque dicen valorar más la integridad territorial de su país que la propia vida.

El presidente ecuatoriano también cedió a la emoción del momento y, ante la sorpresa de custodios y ministros, abandonó a paso ligero el edificio de gobierno y se abrazó a la muchedumbre que, en la plaza, aclamaba su arenga. A voz en cuello, y desde el balcón de palacio, Durán Ballén había informado sobre su postura: "A las 24 horas de iniciados los eventos, la comisión mediadora me planteó si Ecuador aceptaría un cese el fuego que signifique desmilitarizar una zona y retroceder a otras Poblaciones". Alzando aún más la voz comunicó al gentío su respuesta: "¡Dije que nooo, dije que nooo! Nosotros no somos los agresores, son ellos; no vamos a retroceder".

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