González opta por el debate del estado de la nación para reafirmar la continuidad de la legislatura
El presidente del Gobierno, Felipe González, resolvió ayer en muy poco tiempo las dudas suscitadas en el PSOE sobre la conveniencia de someterse a una cuestión de confianza. La baza de González, expuesta ante la ejecutiva federal del partido, sigue siendo utilizar el debate del estado de la nación, aún sin fecha fija, para dar respuesta a la inestabilidad política desatada por la reapertura del caso GAL. Desde el primer momento, el líder del PSOE dejó claro que dicho debate debe servir para reafirmar su voluntad de agotar la legislatura. La opción de la cuestión de confianza se habla barajado ante el temor de que la respuesta del PP sea la presentación por sorpresa de una moción de censura.
La reunión de la comisión ejecutiva federal transcurrió con normalidad y con escasos elementos llamativos. No se habló del caso GAL, ni de jueces, ni de posibles nuevas tormentas que puedan producirse en relación con el ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera, según confirmaron varios asistentes y el propio portavoz de la ejecutiva y secretario de organización, Cipriá Ciscar.Quienes tenían pensando opinar sobre la conveniencia de afrontar en el Parlamento una cuestión de confianza se quedaron con las ganas, dado que González zanjó el asunto de inmediato. A su juicio, el debate del estado de la nación es el lugar idóneo para mostrar al país que existe continuidad en el Gobierno, con un programa concreto para todo el año que el presidente ofrecerá para su acuerdo a todas las fuerzas políticas.
En el encuentro quedó claro que el presidente del Gobierno no tiene intención de anticipar elecciones y que sus objetivos se mueven en estas tres direcciones: aprovechar al máximo la recuperación económica, crear empleo y movilizar al partido para las próximas elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. El jefe del Ejecutivo dio mucha importancia a la presidencia de la Unión Europea que ostentará España durante el segundo semestre del año, cuestión que suscitó muchas intervenciones.
La minoría partidaria de la cuestión de confianza -al margen del núcleo existente en el propio Gobierno-, en la que figura el presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, no tomó la palabra tras escuchar a González. El político castellano-manchego ya le había transmitido al presidente su posición favorable a la cuestión de confianza en una reunión celebrada hace días. El secretario general de esta misma comunidad, Juan Pedro Hernández Moltó, portavoz socialista de la comisión de Economía, expuso el jueves al ministro de Economía, Pedro Solbes, en un almuerzo con los parlamentarios del partido, su opinión de que la cuestión de confianza sería la mejor solución, acompañada de una remodelación del Gobierno.
Filtros y reproches
A este respecto, el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana, reconocía ayer, antes de la reunión de la ejecutiva, que el presidente reflexionaba sobre "todas las hipótesis que se pueden contemplar", aunque añadió que desconocía cuál sería la "decisión final" del presidente. El titular de Trabajo, José Antonio Griñán, no quiso pronunciarse sobre este asunto sin conocer el desenlace de la comisión ejecutiva del PSOE, aunque recordó que la cuestión de confianza "no se anuncia", sino que se presenta. La publicación en distintos medios de comunicación de esta reflexión interna en el PSOE fue objeto de comentario público en la ejecutiva, donde hubo reproches velados respecto a quiénes fueron los filtradores de la noticia.
Casi simultáneamente a la opinión de los ministros Solana y Griñán, González estaba ya hablando en la ejecutiva de la preparación del debate del estado de la nación. Los ministros desconocedores de la apuesta del presidente continuaban con la incógnita. La titular de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, señalaba que 1a cuestión de confianza podría transmitir tranquilidad a la opinión pública", aunque añadía que también el debate de la nación podría tener el mismo efecto. En la misma línea se expresaba el presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina. Éste último manifestó ayer que la cuestión de confianza "no sería una mala solución" para superar la actual situación de crisis política. Tras recordar su rechazo a un posible adelanto de las elecciones generales, Leguina señaló que el Gobierno cuenta con suficientes apoyos parlamentarios, y podría apostar por solicitar ese respaldo con la cuestión de confianza.
El debate interno sobre la cuestión de confianza empezó el miércoles pasado. Un miembro del Gobierno sintetizaba así el origen de esta reflexión: Se planteó la posibilidad de que durante el debate del estado de la nación el PP pudiera presentar una moción de censura, con lo que la iniciativa política quedaría en manos del líder popular, José María Aznar, que privaría a González de la posibilidad de presentar su programa. Finalmente venció la opción de la "normalidad", que es la que resulta, por otra parte, más acorde con los tiempos políticos de González. La baza de la cuestión de confianza sigue guardada en el cajón a la espera de lo que ocurra en las municipales y autonómicas del 28 de mayo.
Ésta es la segunda vez que se plantea y se descarta la cuestión de confianza. La primera fue en junio, después de las elecciones europeas de mayo, en las que el PSOE sufrió un serio revés.
Obsesión por la normalidad
¿Cómo recuperar la iniciativa?. En torno a este interrogante giró la reunión de la ejecutiva del PSOE cuyos contenidos marcó el secretario general, Felipe González. El interés máximo de los socialistas es "normalizar la vida política". El análisis "de la realidad" fue optimista tanto por lo que declaró públicamente el secretario de organización, Cipriá Ciscar, como por las versiones que se conocieron. tras la reunión. González se detuvo en la reunión que mantenían en esos momentos la patronal y los sindicatos quedándose con la parte que más interesaba a los socialistas.Hay preocupación en esos sectores por la inestabilidad política. Por lo que tiene de peligro para la consolidación económica. Es decir, en el PSOE se reconoce que existe dicha recuperación en tanto que el PP e Izquierda Unida dicen que no la ven.
Agotar la legislatura, cumplir el programa electoral y propiciar una mejora del diálogo con la oposición son los principales mensajes que salieron del PSOE. "Hay legislatura para rato", comentó un miembro de la dirección tras escuchar a González. En el debate de la nación González presentará un bloque de proyectos con énfasis en medidas de empleo. González pedirá además a la oposición su colaboración en la preparación de la presidencia europea.
La duda está ahora en cuándo se celebrará dicho el debate la fecha se ha convertido en el secreto mejor guardado. Miembros de la ejecutiva creen que no se ha tomado la decisión a la espera de algún acontecimiento de carácter judicial.
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