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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cuba y Haití

En 1947, en cumplimiento de la disposición de que cada nación tuviera una cuota proporcionada a su poder económico, el Fondo Monetario Internacional acordó que Cuba, Noruega y Grecia tuvieran una idéntica. La protesta de esta última no se hizo esperar. No era justo, argumentó, que se diera a los griegos una cuota igual a la de pueblos ricos como el cubano y el noruego. Inmediatamente se rectificó y a Grecia se le redujo la suya. Se trata de la misma nación, Cuba, sobre la que los defensores del castrocomunismo, para justificar su devastación económica, argumentan que, después de todo, está mejor que Haití. El hecho de que Haití, en el año 1958, tuviera una renta per cápita de 37 dólares, mientras que la de Cuba era de 520, entonces similar a la de Italia y el doble de la de España, por lo visto, para estos señores, no tiene la menor importancia.Fuentes de información cristalina, muchas de ellas en prestigiosas organizaciones internacionales, están abiertas a cualquiera, pero parece ser que muy pocos las emplean. La ONU, a través de la FAO, mantiene que Ios cubanos, en 1958, tenían un consumo medio de 2.870 calorías diarias, un 92% del de los estadounidenses. Esto sigue sin importarle a estos señores, que, para explicarlas medidas draconianas del castrocomunismo, tienen que mantener que los cubanos soportaban un hambre biafreña.

A esta desinformación contribuyen a veces intelectuales de prestigio, como Carlos Fuentes, que no hace mucho citaba en su periódico, como uno de los grandes logros que justificaban el castrocomunismo, la eliminación de la enmienda Platt, desconociendo el hecho histórico de que el impertinente apéndice yanqui a la Constitución cubana de 1901, que comprometía la independencia de la isla, fue liquidado por el presidente Ramón Grau cuando Castro sólo tenía siete años de edad.

Se insiste en que Cuba está bloqueada; no importa que de sus puertos entren y salgan libremente naves del mundo entero. Se sabe perfectamente bien que no hay un solo producto que Cuba quiera comprar o vender en Estados Unidos que no haya otra nación que se lo venda o se lo compre. No importa, hay que decir que Cuba está bloqueada, no se puede reconocer que el comercio, exterior de Cuba está arruinado porque el castrocomunismo ha destruido su tejido económico. Once millones de cubanos, a finales de siglo, producen menos azúcar que la que producían tres a principios, a pesar de los prodigiosos adelantos que ha experimentado la agricultura y la industria en todo este tiempo.

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La pacífica salida que muchos deseamos para el drama cubano sólo será posible cuando las desinformaciones, las coartadas y los tópicos dejen paso a la verdad.-

Ex diplomático cubano.

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