Fervor nacionalista en México ante los requisitos de un crédito de EE UU
México vive un apasionado fervor nacionalista a propósito de los requisitos que Estados Unidos trata de arrancarle como condición previa para aprobar un importante crédito de 40.000 millones de dólares (más de 5 billones de pesetas), destinado a salvar al país de la crisis desatada por la devaluación del peso. La bronca llevó ayer al Congreso mexicano, normalmente dócil, a exigirle al Gobierno que revele todos los detalles del pacto y provocó un incidente diplomático con EE UU.El secretario de Estado norteamericano Warren Christopher, fue el detonante. Chistopher desveló el miércoles que el Gobierno mexicano prepara una "carta de intenciones" en la que compromete aspectos básicos de su política (más combate contra el narcotráfico, control de la inmigración ilegal, entre otros) a cambio de que el Congreso estadounidense apruebe la línea de crédito. Sin negar la existencia de la carta, la Cancillería mexicana se apresuró ayer a desmentir que cualquier tratado o implementación de acuerdos con EE UU tenga nada que ver con la aprobación de la ayuda, absolutamente imprescindible para que México supere el marasmo de sus mercados financieros.
El daño, sin embargo, ya estaba hecho. La simple mención de esta carta ha dado credibilidad a las versiones que dan por hecho que el Gobierno mexicano se encuentra cada vez más presionado para negociar con Washington amplias partes de su política: el déficit público, el tratamiento de la inmigración, la independencia de su banco central y hasta sus relaciones con Cuba. El creciente malestar desatado en amplios sectores de la sociedad y la política obligó al Congreso, alrededor del mediodía, a tomar una decisión de urgencia.
Alcance del pacto
La oposición, tanto de derecha como de izquierdas, se puso de acuerdo con el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), el soporte del Ejecutivo desde hace 65 años, para aprobar una moción en la que pide al Gobierno que explique con toda claridad las condiciones del pacto que negocia con EE UU. El Congreso se reserva la facultad de aprobar o no este pacto. Los cuatro partidos representados en la Cámara calificaron el hecho de "acuerdo histórico".
El presidente de la República, Ernesto Zedillo, cuyo Gobierno muestra crecientes signos de debilidad, tuvo que intervenir de inmediato. Zedillo aprovechó una intervención oficial, prevista de antemano, para asegurar que ofrecerá al pueblo mexicano todos los detalles de las negociaciones con EE UU y rechazó cualquier pacto bajo la mesa que viole la soberanía de México.
El acuerdo tomado por el Congreso tiene otra lectura. La rápida aquiescencia del PRI es un golpe más del viejo sector nacionalista del partido oficial contra un Gobierno de jóvenes tecnócratas al que formalmente apoya, pero con el que mantiene de hecho una guerra abierta.
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