Reino Unido da el primer permiso europeo a tres alimentos manipulados genéticamente
Aprobada la venta de una salsa de tomates más resistentes
El Gobierno británico acaba de otorgar el primer certificado europeo de sanidad a tres alimentos cuya composición ha sido genéticamente modificada. Los extractos de semillas de soja, el aceite de colza y la salsa de tomate, declarados aptos para el consumo llegarán a las tiendas en cuanto exista un acuerdo sobre su etiquetado. La aprobación formal tendrá lugar, presumiblemente, durante la reunión del Comité Consultivo para la Alimentacíón prevista para el mes de febrero. En Estados Unidos, la salsa de tomate fue aceptada por las autoridades sanitarias en noviembre pasado.Angela Browning, ministra británica de Agricultura, ha comunicado la aprobación gubernamental a las tres empresas productoras: Monsanto (Estados Unidos), Plant Genetia Systems (Bélgica) y Zeneca (Reino Unido). Esta última ha anunciado ya que incluirá en las etiquetas de sus salsas de tomate las transformaciones genéticas operadas.
Los expertos no se han puesto aún de acuerdo sobre los posibles efectos del consumo humano de productos así tratados. Existe acuerdo en que los organismos no son ni inocuos ni peligrosos. El problema radica en averiguar si la manipulación genética puede llegar a ser nociva para la salud o el entorno. Las firmas que los manufacturan aseguran que no, y han invertido fuertes sumas en la investigación. No es para menos. En 1992, la revista Bio-Technology calculó que, para fin de siglo, la cifra total de ventas de productos biotecnológicos puede haber superado en el mundo los diez billones de pesetas anuales. Ese mismo año, un eurobarómetro (sondeo periódico realizado por la Comisión Europea) mostraba que la mitad de los europeos cree que la biotecnología mejorará su vida. Los ciudadanos consultados señalaron también que dichos métodos deben ser controlados por el Gobierno.
Los tomates empleados por Zeneca han sido tratados para que produzcan menores cantidades de la enzima responsable de su deterioro. Según la compañía, la hortaliza llegará así "madura, pero sin estropearse y con más sabor", a la planta de manufacturación. Por fuera son idénticos al resto, pero aguantan firmes cerca de siete días más. El proceso de ingeniería genética será realizado en principio en California (Estados Unidos). No se excluye, sin embargo, extender la producción al sur de Europa.
La soja de Monsanto y la colza de Plant Genetic han sido elegidas para ayudar a granjeros y agricultores. Las semillas de soja resistirán intactas la vaporización de productos contra la mala hierba, fabricados por la propia firma estadounidense. Aunque son aptas para el consumo humano, la mayor parte se aprovecha como pienso animal. En cuanto al aceite de colza, la tecnología genética convierte en estériles a las plantas masculinas. Ello favorece la polinización cruzada necesaria para obtener híbridos. El aceite es de mejor calidad, según la casa belga.
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