La situación en España
En España se calcula que están circulando alrededor de un millón de tarjetas inteligentes. Unos 30.000 estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) tienen una tarjeta de este tipo en su bolsillo, facilitada por La Caixa.Los estudiantes pueden consultar información académica y de las bibliotecas, pagar la matrícula, acceder a sus expedientes académicos, comprar libros, pagar las consumiciones en la cafetería, el teléfono o las fotocopias, por ejemplo. "Las tarjetas funcionan como un monedero electrónico para pagar pequeñas cosas dentro del campus", explica Jordi Aguiló, del Centro Nacional de Microelectrónica y de la UAB. Cuando se les agote el dinero, podrán recargarlas en los cajeros automáticos.Ésta no es, sin embargo, la primera experiencia en España con tarjetas inteligentes. En 1992, durante la Expo 92 en Sevilla, los trabajadores la utilizaron en el acceso al recinto ferial. Un sistema que combinaba las tarjetas y el reconocimiento de los datos biométricos de la huella dactilar impedía que nadie entrara antes de poner su dedo índice sobre un terminal que les identificaba. Las tarjetas llevaban un chip donde se almacenaban las peculiaridades de la huella de cada persona.
El Ministerio de Justicia y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) también fueron pioneros. El primero puso en marcha en 1991, a través de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, dos instalaciones piloto para el control de presencia de los reclusos en libertad condicional. Y la FNMT las usa para controlar el acceso a zonas de alta seguridad.
Certificados en cajeros
Desde mayo de 1994, el Ministerio de Trabajo experimenta estas tarjetas como sustitutas del documento de afiliación a la Seguridad Social. Ya han repartido 300.000 tarjetas entre trabajadores en activo, pensionistas y desempleados. "Cualquier persona puede consultar datos de su vida laboral u obtener certificados, por ejemplo, en cajeros automáticos" según fuentes ministeriales.
Igualmente, numerosas empresas españolas las utilizan ya para controlar el acceso a sus edificios. En algunas zonas de peaje, el conductor ya no tiene que apearse, como ocurre en el túnel de Vallvidrera, en Barcelona: su tarjeta es detectada por un sistema que se encarga de descontar el importe directamente de su cuenta bancaria. E Iberia va a automatizar en breve las ventas de los vuelos internacionales; cada avión (en una primera fase 79). tendrá, un terminal y una tarjeta inteligente. Aguiló se muestra convencido de que pronto se emplearán para pagar el transporte público en España. "Lo estamos estudiando con Transporte Metropolitano de Barcelona y La Caixa".
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