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En estado grave un bebé sevillano que fue dado por muerto y pasó hora y media en el frigorífico

La falta de criterios legales sobre reanimación de prematuros preocupa a los médicos

Feliciano Perejón no tiene palabras para explicar lo que sintió cuando en una cámara frigorífica del mortuorio del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla vio que su hijo, que había sido dado por muerto horas antes al nacer, movía el pecho. El pequeño, bautizado con el nombre de Jesús, se encuentra en la UCI en estado grave. Nació con 24 semanas de gestación y 700 gramos de peso, el límite estimado por los neonatólogos para la viabilidad de un feto. La falta de legislación en España sobre cómo proceder en estos casos deja solos a los médicos para decidir o no una reanimación

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) y el juzgado de instrucción 13 de Sevilla han abierto una investigación sobre este caso. Cuando Feliciano Perejón, vecino de la localidad sevillana de Benacazón, comprobó que su hijo vivía, el bebé ya llevaba oficialmente muerto tres horas -según el parte de defunción firmado por la doctora Inés Merchán Felipe- habiendo permanecido hora y media en una cámara del mortuorio a siete grados.El celador trató de convencerle de que era mejor no verlo porque podía ser desagradable, pero Perejón, que había autorizado que le practicaran la autopsia, insistió. Al descubrirle la vendas, el pequeño se movió. "No me lo podía creer, lo cogí y lo besé", relata

Sin complicaciones

En seguida avisaron a un médico que confirmó que el bebé estaba vivo, y lo trasladaron al hospital infantil donde permanece ingresado en la UCI neonatal en situación de alto riesgo. Según el último parte médico, el pequeño ha comenzado a desarrollar una "hiperbilirrubinemia discreta" que se está intentando controlar, aunque "no han aparecido complicaciones propias de su inmadurez y se mantiene hemodínámicamente estable con apoyo de drogas vasoactivas".El bebé nació a las seis de la mañana del domingo en la camilla cuando trasladaban a la madre, Concepción Linares, desde la sala de dilatación hasta el paritorio. Jesús, llamado así por sugerencia de la matrona que asistió en el parto, fue dado por muerto desde el primer momento. El padre, que presentó una denuncia en el juzgado de guardia la misma tarde del domingo, ha declarado que no lo ha hecho por resentimiento, sino para defender los derechos de su hijo. "A mi mujer la han atendido muy bien a mi hijo no tanto. Ni ella ni yo tenemos nada contra nadie, pero si ha habido una negligencia debe haber responsabilidades", explicó.

Los médicos no le han dado muchas esperanzas. "Me han dicho que me haga a la idea, que es muy improbable que sobreviva, pero si el tío ha aguantado todo esto se merece vivir". Perejón explicó que, según los doctores, el frío puede haber ayudado al niño a sobrevivir. "Parece, según me han dicho, que entró en un estado de hibernación que le mantuvo vivo todo ese tiempo". Feliciano, electricista en paro de 37 años, y Concepción, de 30, tienen otro hijo de cuatro años.

Los especialistas consideran que un bebé de 24 semanas de gestación se encuentra justo en el límite de la viabilidad. Por ello son conscientes de que se mueven en un terreno muy peligroso en el que, cualquier decisión es compleja, tanto desde el punto de vista ético como social, informa Lucía Argos. La legislación española todavía no ha previsto respuesta a una pregunta que -preocupa a los médicos: ¿A partir de qué límite gestacional se debe intentar salvar la vida de un feto?.

Para algunos no habrá limites. Para otros hay que tener en cuenta el riesgo de terribles secuelas derivadas de la inmadurez fetal, por debajo de los 1.500 gramos de peso. Como narra una neonatóloga de Madrid, más de una vez se ha dado el caso en que los médicos han logrado reanimar a fetos de 500 gramos de peso y luego los padres se lo han recriminado por el estado del pirematuro.

Dos circunstancias influyen decisivamente en que estos bebés salgan adelante. La primera es la coordinación entre ginecólogos o matronas con los servicios de neonatología. Y la segunda que estos niños caígan en manos expertas capaces de saber, por ejemplo, que es muy frecuente que nazcan con bradicardia (lento latido cardiaco) o que experimenten una parada cardiaca y al poco tiempo su corazón vuelva a latir.

Los neonatólogos se encuentran frecuentemente con este cuadro en prematuros. Cuando el pequeño corazón está fallando trasladan al bebé del paritorio al servicio de neonatología y una vez alli le monitorizan. La intubación y la ventilación mecánica se acompañan de maniobras de reanimación y administración de fármacos como la adrenalina, durante 50 minutos como mínimo. Cuando el fonendoscopio aplicado al pecho del niño revela insistentemente que el corazón no late, ya se considera que el bebé ha fallecido.

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