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LOS JUECES INVESTIGAN A INTERIOR

Felipe González respaldó la negativa de Belloch a pagar 600 millones a los ex policías

Juan Alberto Belloch, respaldado por el presidente del Gobierno, Felipe González, se negó a pagar los 600 millones que el ex subcomisario José Amedo y el ex inspector Michel Domínguez pedían para mantener cerrada la boca sobre el asunto de los GAL. Y los dos antiguos policías cumplieron su amenaza: el 17 de diciembre pasado se presentaron ante el juez Baltasar Garzón y contaron lo que sabían sobre la guerra sucia de los siniestros Grupos Antiterroristas de Liberación. "Belloch ya anunció que iba a luchar contra la corrupción, y eso es lo que está haciendo", dice uno de sus colaboradores.

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El ministro, opuesto a conceder el indulto a Amedo y Dominguez, se inventó una fórmula para sacarles de la cárcel: les concedió el régimen abierto, con lo que ambos podían estar todo el día en la calle y volver únicamente a pernoctar a prisión. Asuntos Penitenciarios, un de partamento dependiente del superministerio de Justicia e Interior, incluso dio por bueno que ambos ex policías justificaran su excarcelación sobre la base de un trabajo poco menos que ficticio: Amedo en el despacho del abogado Juan Manuel Sáinz de los Terreros, amigo de su esposa Marian, y Domínguez en la correduría de seguros de su propio abogado, Jorge Manrique.Pero los dos ex policías no estaban dispuestos a seguir callando a cambio de algo tan barato como la obtención del régimen de semilibertad. Además, su rabia se agravó mucho más cuando Belloch decidió cortar la subvención de medio millón de pesetas que presuntamente venían recibiendo ambos desde hace tres años de las arcas de los fondos reservados de Interior, además de otras ayudas esporádicas.

A través de "vías indirectas", José Amedo y Michel Domínguez hicieron llegar repetidos mensajes a la viceministra de Interior, Margarita Robles, y al propio super ministro.

Los recados de los dos ex policías se resumieron pasado el verano en una petición muy clara: 600 millones de pesetas y ambos se comprometían a sellar sus labios para siempre. Pero la respuesta de Belloch fue igual de contundente, al expresar que no estaba dispuesto a ceder a ningún tipo de chantaje y, además al recomendar a los mediadores de Amedo y Domínguez que si éstos tenían algo que decir que lo dijeran ante el juez. Punto final.

El presidente del Gobierno, Felipe González, siempre ha estado informado de todos y cada uno de los descubrimientos que Belloch ha ido haciendo en Interior a lo largo de estos meses, según fuentes del ministerio. "Y especialmente del asunto de Amedo y Domínguez, como no puede ser de otra fórma", recalcan los mismos medios, que afirman categóricamente que González ha apoyado sin reservas la decisión de no ceder a sus pretensiones.

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Acorralados y abandonados

Amedo y su compañero se sintieron acorralados y abandonados por sus antiguos jefes, tanto en el aspecto psíquico como en el económico, sobre todo porque desde su excarcelación no habían cobrado prácticamente ni un duro de su presunto trabajo.

Para colmo de males, los dos ex policías supieron en noviembre que podían perder el régimen de semilibertad al que accedieron a fines del pasado julio. En esas fechas, las autoridades francesas remitieron al juez Garzón la sentencia del gal Mohamed Talbi, que inculpaba a Amedo en el secuestro de Segundo Marey, perpetrado en noviembre de 1983.

Desde hace un par de meses, además, el juez Garzón venía cruzando sus datos con los que obran en poder de otro juez francés gracias a las declaraciones de otro presunto miembro de los. GAL que durante años vivió protegido en España. La cúpula de Justicia e Interior tenía la certeza de que "la bomba de los GAL estallaría más tarde o más temprano".

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