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LA SALIDA DE LA CRISIS

La OCDE prevé un crecimiento sostenido y sin inflación en 1995

Victoria Carvajal

Crecimiento moderado sin inflación. Ésta es la previsión de la OCDE para sus 25 países miembros en 1995. La mayoría de ellos conseguirá que este crecimiento permita reducir sus elevadas tasas de paro. En España, sin embargo, esto no se notará apenas. Pero los buenos augurios pueden frustrarse a menos que se estabilicen los precios con una política monetaria rigurosa, se aproveche el nuevo ciclo para sanear las finanzas públicas y se culminen las reformas estructurales en el mercado de trabajo y servicios. Todo ello, sin comprometer los objetivos sociales. La OCDE muestra también su preocupación por la subida de los tipos a largo plazo.

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Los tipos de interés elevados son precisamente una de las razones por las que España crecerá a una tasa más moderada que en anteriores salidas de una recesión. Según se explica en el informe anual de la OCDE presentado ayer en París, el elevado déficit público español obliga a tener unos tipos más elevados que otros socios europeos para conseguir financiarlo. Con todo, la OCDE prevé que el producto interior bruto (PIB) español crezca un 2,9% en 1995, por encima del 2,8% pervisto por el Gobierno, y hasta un 3,3% en 1996.Este crecimiento, sin embargo, apenas se notará en la tasa de paro. Y ello a pesar de que se espera que aumente la contratación. La OCIDE prevé sólo una ligerísima reducción del paro, que pasaría del 24% actual al 22,15% de la población activa en 1996. El rápido crecimiento de la población activa es la razón del escaso descenso del desempleo.

España sí que avanzará en su lucha contra la inflación. El menor crecimiento de los salarios y el agotamiento del impacto que las devaluaciones de la peseta han tenido sobre la inflación -vía importaciones más caras- permitirán que la inflación se sitúe en el 3% al final del año que viene. Este organismo internacional teme que la moderación salarial y el rigor presupuestario se quiebren con la aceleración del crecimiento en 1996. Ello comprometería, advierte, la duración de la recuperación y la creación de empleos con respecto a sus competidores europeos.

Para el conjunto de países agrupados en la OCDE, diferenciando su posición en el ciclo, este organismo propone ante todo sanear las, finanzas públicas. Con ello, dice la OCDE, se permitirá, por un lado, liberar ahorro para que vaya a la inversión privada y no a financiar los déficit públicos y, por otro, rebajar los tipos de interés, ayudando así a esta inversión. La inflación en EE UU es lo que más preocupa a la OCDE y, por ello, insta a la Reserva Federal a estar atenta para restringir de nuevo su política monetaria -ya ha subido los tipos de interés seis veces en lo que va de año-.

En el caso de Europa -al margen de los países nórdicos y los de habla inglesa-, este organismo cree que la bajada de tipos de interés a corto plazo está agotada o, cuando menos, es muy limitada. Pero ello no significa que la política monetaria deba ya orientarse en sentido contrario, ya que se podría poner en peligro la recuperación.

La OCDE reconoce que los efectos negativos que pueden tener las subidas de los tipos a largo plazo que se viene registrando en los mercados desde principios de año. Este aumento revelan los te mores inflacionistas del mercado, especialmente en el caso de EE UU, y la desconfianza sobre la capacidad de algunos gobiernos para reducir sus déficit, en el caso de algunos países europeos. En este caso, vuelve a recomendar una aceleración en el saneamiento de las finanzas públicas.

Para este último objetivo, la OCDE propone reducir el gasto público y evitar un aumento de los impuestos que tendría un impacto negativo en la reactivación económica. Una mejora en la gestión de los servicios públicos, especialmente la sanidad, y la reducción del peso de las pensiones en el gasto público -complementándolas con planes privados- ayudarían a conseguir este objetivo.

También aboga por que las economías avanzadas sigan adelante con las reformas estructurales emprendidas en estos años de crisis. Concretamente, aconseja ahondar en la reforma del mercado de trabajo -abaratar el coste del despido y reducir el seguro de paro-, ya que el paro amenaza con seguir en tasas "inaceptablemente altas" en el año 2000 -"un 10%"- Esto debe hacerse, se dice en el informe, "sin comprometer los objetivos sociales legítimos" y propone para ello que se apliquen estos recortes calculando la renta de cada familia y no de cada individuo, por ejemplo.

La OCDE advierten, asimismo, de la posibilidad de que en la nueva era de apertura comercial en la que entra el mundo en 1995, tras la ratificación de la Ronda Uruguay, algunas economías avanzadas caigan en la tentación proteccionista amparándose en el llamado dumping social o medioambiental.

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