La 22ª Bienal de Arte de Sao Paulo recobra el vigor
Triunfo de la pintura de caballete
Desde su primera edición, en 1951, la Bienal Internacional del Museo de Arte de Sâo Paulo ha suscitado siempre encendidas polémicas. Su sinuosa historia de altibajos incluye años de gloria como la Bienal de 195 3, cuando se exhibió el Guernica; de controversia, como en 1969, cuando los artistas la boicotearon, o de fracaso, como la de 1989, recordada como la Bienal del atraso. Este año, la muestra promete pasar a la historia como la "Bienal de la abundancia", según su organizador, Nelson Aguilar, para quien "ésta es la muestra más importante después de la de 1953".
Este año participan 260 artistas de 71 países. El Museo de Arte de Sâo Paulo ha dedicado salas especiales a 21 de ellos y ha invertido unos 4,5 millones de dólares para un público que difícilmente será inferior a un millón de personas hasta mañana, cuando se clausure la muestra.Aguilar recuerda que, en 1953, Picasso estaba considerado como el mayor artista moderno pero, señala, "hoy se atribuye ese papel al ruso Kasimir Malevitch", considerado como el iniciador de la pintura abstracta y del suprematismo. En la sala especial dedicada a él se destaca en lugar de honor su Cuadrado blanco sobre fondo blanco. Pero la gran atracción de la muestra de este año es la sala del norteamericano Robert Rauschenberg, último representante del expresionismo abstracto que desembocó en el arte pop.
Además de los ya citados, el MASP ha dedicado salas especiales al holandés Piet Mondrian; al inglés John Chamberlain, y a la norteamericana Joan Mitchell. Entre los iberoamericanos, se destacan las salas especiales destinadas a los mexicanos Diego Rivera y Rufino Tamayo; al maestro constructivista uruguayo Joaquín Torres García; al venezolano Jesús Soto, y a los brasileños Iberé Camargo y Ligia Clark. En las salas especiales se destaca también la creatividad del italiano Lucio Fontana.
No ha, faltado quien calificara como "fetichista" el homenaje a Mondrian, consistente en una reproducción de su taller en el estado en que se encontraba cuando murió en 1944.
Entre las "locuras", destaca la obra titulada Estacionamiento, del letón Oleg Tillbergs, un homenaje al malogrado piloto brasileño Ayrton Senna, realizado con 400 kilos de grasa lubricante sobre una superficie de: 150 metros cuadrados.
Como balance final, la crítica local destaca el hecho de que la Bienal de 1994 ha mostrado que el constructivismo todavía conserva su encanto. Por otra parte, si el tema de la muestra ha sido la cuestión del soporte y las alteraciones introducidas por el artista a la tela, que llega en algunos casos a la destrucción de pinturas, lo que quedará como punto alto de la Bienal de este año es, precisamente, la resistencia de la pintura de caballete.
Babelia
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