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Los escritores reprochan a los editores que no respetan los derechos de autor

Responsables de varias editoriales garantizan la transparencia de datos

Las relaciones entre autores y editores son tan complejas como las de cualquier matrimonio. Una sociedad condenada a entenderse donde existe la confianza, pero en la que tampoco faltan los reproches. Y la gestión de los derechos de autor -es decir, el control que exigen los propios escritores sobre su obra y sus traducciones- suele ser el principal caballo de batalla. Desde ayer y hasta el jueves, y con este problema como punto fundamental del orden del día, se celebra en Valladolid el 50 Congreso de la Asociación Colegial de Escritores, que representa a 1.800 autores españoles.

Andrés Sorel, coordinador del congreso, asegura que "actualmente numerosos editores e impresores están incumpliendo la Ley de Propiedad Intelectual, de noviembre de 1987, al no comunicar a los escritores el número de ejemplares editados". Sorel, que anuncia que la Asociación Colegial de Escritores (ACE) pretende intervenir para comprobar la veracidad de las tiradas, señala también que "hay editores que no informan a los autores de sus ventas".Los escritores perciben un 10% de cada ejemplar de su obra vendida. De momento no hay datos sobre la cuantía de este presunto fraude, aunque la ACE confía en poder cuantificarlo en el plazo de un año.

José Luis Giménez Frontín, presidente de la Colegial de Escritores de Cataluña, considera que "la Ley de Propiedad Intelectual vigente es correcta y una de las más progresistas de Europa, pero otro punto es el de su aplicación en la realidad". Giménez Frontín señala que "los puntos más conflictivos suelen ser el de la inexistencia de certificados de tiraje y la reventa de derechos de traducción sin notificar al traductor"Traducciones,

Un problema, este último, que ha vivido en carne propia el escritor Javier Marías. "Me ha ocurrido alguna vez, que habiendo firmado un contrato en el que se reconocía mi derecho a dar mi visto bueno en caso de cesión a otras editoriales, me he encontrado con mi traducción en ediciones de bosillo o de libros que se venden en quioscos sin que nadie me hubiera informado de nada".

El novelista Manuel Rivas, que reconoce ser "un desastre" en su propia administración y no tener problemas con las editoriales, sospecha, no obstante, que como ocurre con los campesinos y pescadores de su entorno en Galicia, "los que se llevan el dinero son los intermediarios". "Recuerdo que de mis primeros libros de poemas jamás tuve noticias y alguien debió ganar algo de dinero con ellos", añade.

Javier García Sánchez, que participa en el congreso de Valladolid, señala: "Los escritores solemos hacer delegación de la voluntad, en mi caso en la agente Carmen Balcells, de la que me fio a morir". "Creo que un autor nunca debe discutir de dinero ni de. tiradas. Lo que debe hacer es escribir. Meterse en el otro mundo, el mercantil, puede ser mortal".

Para Luis Goytisolo, "el problema fundamental para un escritor español es que se lee muy poco y éste es un problema de difícil solución. Los otros problemas son muy subsidiarios. No creo que las editoriales tengan interés en engañar a los autores con cifras falsas. Antes quizás, pero no ahora. Es curioso, por ejemplo, que el libro que más he vendido, Las afueras, es el que menos dinero me ha dado. Antes era todo muy confuso, pero creo que ahora está más claro".

El editor Jorge Herralde, responsable de Anagrama, considera que en su editorial "las relaciones con los autores son muy buenas y fluidas. En cuanto al control de tirada nunca hemos tenido problemas, pero de todos modos nuestros libros y cuentas están abiertos a cualquier autor que desee consultarlos". Una opinión con la que coincide plenamente Silvia Querini, directora literaria deEdiciones B.

Rodolfo González, gerente de ediciones generales del Grupo Santillana, afirma que sus autores cuentan con un "contrato-tipo, que tiene el visto bueno de la ACE" 3, que son informados "de las tiradas de cada libro así como de sus reimpresiones con un certificado de la imprenta". Por su parte, Javier Arillo, del departamento de derechos de autor de Planeta, asegura que la ley especifica qué información debe recibir el autor. "En nuestro caso, el escritor firma un certificado de tirada con el número de ejemplares que ha realizado el impresor por cada una de las ediciones, recibe una liquidación anual sobre -su estado de cuentas y consultamos siempre primero con el autor de la traducción en caso de cesiones a terceros".

Escribir con riesgos

El 5º Congreso de la Asociación Colegial de Escritores (ACE), cuya presidencia de honor ostenta Miguel Delibes, tratará además el problema de la seguridad social de los autores, la situación de la lengua española, la vinculación entre literatura y medios de comunicación y las relaciones entre autores del norte y del sur de Europa. A las jornadas asisten unos cien escritores, algunos de ellos procedentes de Portugal, Italia, Francia y Suiza. En el congreso participan, entre otros, Luis Goytisolo, Javier García Sánchez, César Alonso de los Ríos, Raúl Guerra Garrido, Gustavo Martín Garzo, Isaac Montero, Horacio Vázquez Rial, José Manuel Blecua y Emilio Alarcos. Una de las novedades de este encuentro es la pretensión de la ACE de crear, con el dinero que se obtiene de los derechos reprográricos, un fondo social de ayuda a los escritores en condiciones económicas difíciles "para evitar en lo posible casos como los de Gabriel Celaya o Lauro Olmo, que murieron en la indigencia" según Andrés Sorel, coordinador de estas jornadas.Un objetivo que, según Javier Marías, es "tan bien intencionado como contradictorio". "Se tiende a pensar que ser escritor es una profesión, lo que es absurdo. Pensar en seguridades para un trabajo voluntario, sin patrón y con riesgos no tiene sentido", concluye Marías.

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