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Consenso en la cumbre de París sobre el fracaso mundial de la lucha contra el sida

Los enfermos denuncian en un foro alternativo la desigualdad en el acceso a la sanidad

Enric González

La cumbre mundial sobre el sida, ayer en París, fue rica en palabras. y parca en hechos. Asistió por vez primera el secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Gali, que dijo-que la reunión no debía conformarse con emitir una nueva señal de alarma -Estamos aquí para declarar el estado de urgencia a escala planetaria", afirmó-, pero no apareció ningún jefe de Estado, y sólo cuatro jefes de Gobierno. El comunicado final no fue más allá de una declaración de buena voluntad. Hubo cierto consenso, en todos los discursos, en aceptar el fracaso de las medidas adoptadas para luchar contra el sida.

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Con 17 millones de enfermos declarados, dos millones de muertos y 6.000 nuevos infectados cada día, el sida se expande rápidamente. Al final de la presente década, los afectados serán unos 40 millones, según Hiroshi Nakajima, director general de la Organización Mundial de la Salud.El primer ministro francés, Edouard Balladur, que presidió el acto junto al director general de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, y el secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali, admitió que "pese a todos los es fuerzos, la enfermedad sigue avanzando". El delegado español, el ministro de Educación, Gustavo Suárez Pertierra, subrayó que "los resultados de las políticas de prevención no han sido los esperados" e hizo hinca pié en la necesidad de facilitar medicamentos sustitutivos. a los toxicómanos para limitar la contaminación a través de las jeringuillas, especialmente grave en España.

Críticas de los afectados

Los 42 países representados en la reunión de París firmaron un texto con siete resoluciones: sostener una mayor participación de las personas afectadas en la lucha contra la enfermedad; promover la cooperación internacional en la investigación sobre el HIV-sida, reforzar la colaboración internacional para hacer seguras las transfusiones de sangre; fomentar la solidaridad; lanzar un movimiento en favor de los niños; sostener las iniciativas para reducir los riesgos de las mujeres; y reforzar los mecanismos nacionales e internacionales dedicados a los derechos humanos y a la ética biomédica en materia de HIV-sida.

Toda la solemnidad con que se firmó la Declaración de París en el Día Mundial del Sida no pudo disimular las ausencias, y menos acallar las críticas de los afectados y las organizaciones no gubernamentales. Convencidos de que "el consenso y la prudencia dejaron vacía una declaración que no establece garantías sobre medios financieros, ni sobre las reformas políticas y jurídicas de que debe dotarse la comunidad internacional", afectados de 42 países y varias organizaciones, celebraron anteayer una "cumbre alternativa" para denunciar la desigualdad en el acceso a la atención médica y la discriminación contra los afectados. Ayer se manifestaron en las cercanías de la sede de la UNESCO, donde se celebraba la cumbre, bajo el lema SIDA: epidemia sin control.

Las consecuencias inmediatas de la Declaración de París son dudosas. Aunque en ella se hace una referencia tangencial a los derechos humanos, tres de los principales países firmantes, Estados Unidos, Rusia y Japón, impiden el acceso de los seropositivos a su territorio y, en él caso ruso, las autoridades quieren imponer la prueba del sida a todos los ciudadanos. La representatividad de los firmantes tampoco fue completa: Ruanda, uno de los países más afectados por la enfermedad, ni siquiera fue invitado a la cumbre.

En conmemoración de la VII celebración del Día Mundial del Sida, el Congreso de los Diputados aprobó ayer una declaración institucional a cargo del presidente de la Cámara, Félix Pons, en la que se refrenda la "confianza en la familia como actor principal de solidaridad para los afectados, fuente de cuidados y apoyo humano con los enfermos y agente clave en la promoción de actitudes de comprensión y generosidad desde la rotunda oposición a cualquier atisbo de discriminación o rechazo social hacia los afectados y su entorno"

El comisario europeo responsable de Asuntos Sociales, Padraig Flynn, también realizó ayer un llamamiento para que la comunidad internacional "duplique sus esfuerzos en la lucha contra el sida", informa Juan Carlos González. La Unión Europea (UE) cuenta en la actualidad con 105.446 casos de SIDA. Tres estados miembros (Francia, Italia y España) registran más de 20.000 casos, lo que supone el 72% del total comunitario. En 1993 se detectaron más de 20.000 casos, mientras que en los tres primeros meses del año ya, se han contabilizado. unos 6.000 casos nuevos.

Durante el periodo 1995-1999 la Comisión tiene previsto dedicar 50 millones de ecus (unos 8.000 millones de pesetas) para cofinanciar con el sector público y privado proyectos destinados a fomentar la cooperación entre los estados miembros en el marco de las políticas nacionales para la prevención del sida.

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