Cristianos, musulmanes y judíos intentan en Alcalá de Henares apoyar la paz en Palestina

Dios. Alá. Jehová. Tres nombres para un mismo Creador y, sin embargo, tres religiones separadas y hoy inmersas en un laberinto de violencia. Para reforzar el proceso de paz en Palestina, ayer comenzó en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) el encuentro internacional Tres religiones: un compromiso de paz. Hoy se celebra una sesión solemne presidida por los reyes de España, a la que asistirán los ministros de Asuntos Exteriores de España, Javier Solana, y de Israel, Simón Peres, y el delegado de la Liga de Estados Árabes, Dahan Mahmud.

Cruces en la solapa, kipas en la nuca y turbantes de lujo se reunían ayer en el paraninfo mudéjar recientemente restaurado de la Universidad de Alcalá de Henares, cuyo rector Manuel Gala descubrirá hoy una placa conmemorativa del acontecimiento, fechada en el calendario de cada religión: 1994 para los cristianos, 5755 para los judíos, 1415 para los musulmanes.El encuentro, tras su brillante fachada religiosa, esconde un intento de reforzar el proceso de paz en Oriente Medio: ése es precisamente el tema de un seminario de periodistas especializados que tendrá lugar mañana.

Ver una chilaba y preguntar por el integrismo musulmán parece un reflejo obligado hoy en los. periodistas. El gran mufti de Túnez, Mohamed Mojtar Selami, lo lleva con elegancia: "El extremismo constituye un fenómeno común a todas las religiones", explica Selami. "Por desgracia, nuestros padres no prepararon la paz. Pero un ser humano no lo es si no sufre las penas y los dolores de los demás".

Coincide con él Fadlu Alah Torralbo, vicepresidente del Consejo Continental de Mezquitas de Europa: "La violencia y la intolerancia no concuerdan en absoluto con los principios y mensajes de nuestras religiones. Pero creo firmemente que de esta reunión debería salir una Declaración de Alcala con expresa voluntad de convivencia".

Una historia que separa

André Churaqui, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, expresa bien la situación actual del incipiente diálogo interreligioso: "Tenemos a todas las policías del mundo rodeándonos y protegiéndonos cada vez que intentamos hablar, y haría falta que pudiéramos dar testimonio de amor y justicia".José Antonio Infantes Florido, obispo de Córdoba y miembro de la Comisión Episcopal Española de Relaciones Interconfesionales, ve "un lazo común: la fe y la oración". Y añade: "Tenemos un Dios común, y una historia que nos separa. Por eso creo que la paz tiene que ser una diversidad reconciliada".

En la sesión inaugural, hubo declaraciones más o menos poéticas sobre el pasado de tolerancia de las tres religiones que se han dado cita en Alcalá y en España, pero por debajo latía un esfuerzo por trasladar ese espíritu al presente. "Somos hijos de un espíritu tolerante", señaló José Luis Leal, presidente del Consejo Social de la Universidad. Y el rector, Manuel Gala, recordó: "Cuando dos hombres se encuentran en una iglesia, una mezquita o una sinagoga, se desean la paz y se abrazan".

Todos los participantes tienen claro que estas iniciativas académicas son aún un grano de arena. "Hay que verse las caras, hablar de lo que sea, eso es lo primero", dice Justo Lacunza, director del Instituto Pontificio de Estudios Árabes e Islamistas de Roma. "Hay que decelar el lenguaje teológico, tan alejado de la gente de a pie, y hay que llamar berza a la berza, tiro al tiro, paz a la paz. Creo que la Iglesia católica siempre ha intentado abrir este diálogo. Yo estoy interesadísimo en el islam moderno, porque me parece trascendental estudiar las fuentes y la realidad del otro. La humanidad y la inteligencia que todos llevamos dentro no pueden llevamos más que a ser respetuosos y sinceros".

Pluralismo nuevo

La Comunidad de San Egidio, en Roma, lleva años organizando encuentros entre las tres religiones del Libro, ha estado en el inicio del proceso que ha conducido a la paz en Mozambique, y recientemente ha organizado el primer coloquio entre partidos de oposición argelinos. Monseñor Vincenzo Paglia, su director, mira hacia el III Milenio del cristianismo: "Tenemos que entrar en ese milenio con un pluralismo nuevo, donde no nos encontremos mutuamente para absorbemos, sino para rivalizar en construir la gran familia", dice. "Las religiones deben siempre estar apartadas de la violencia, y renunciar a los egoísmos. Más que nunca, las religiones hoy deben llevar a los hombres a la solidaridad".