20.000 militantes opuestos a Arafat vuelcan su ira sobre Israel durante una manifestación en Gaza
Las fuerzas radicales palestinas rivales de Yasir Arafat ofrecieron ayer una inequívoca expresión de su fuerza en los arrabales de Gaza al congregar a cerca de 20.000 militantes islámicos, según fuentes de la organización. Pero el mensaje de hostilidad de la más imponente manifestación popular de los últimos tiempos estuvo reservado a Israel. "Palestina es islámica desde el Mediterráneo hasta el río Jordán", rezaba una de las pancartas colocadas junto a efigies de guerrilleros encapuchados, banderas negras y versículos del Corán impresos en caracteres gigantescos. No hubo incidentes.
Originalmente concebida como un acto conmemorativo del primer aniversario de la muerte de Imad Akel, el fundador de las Brigadas Ezedín El Kassárn, el brazo armado de Hamás, abatido a tiros por agentes israelíes hace un año, la manifestación ilustró el enorme poder de convocatoria y movilización de Hamás y la Yihad Islámica.Jóvenes y ancianos barbudos se aglomeraron en una cancha de fútbol cubierta de barro para escuchar encendidos homenajes al "héroe de la resistencia islámica" y recitar consignas contra Israel.
Arafat, cuyas fuerzas policiales mataron a 12 militantes e hirieron a cerca de 200 el 18 de noviembre, debió respirar con alivio. En contra de algunas predicciones, la manifestación fue pacífica. Los policías de la Autoridad Nacional Palestina se mantuvieron a prudente distancia y no hubo la menor provocación.
El tono de las críticas a Arafat fue mucho más suave de lo que muchos esperaban. Los dirigentes del Hamás que se turnaron ante el micrófono atacaron el pacto de paz entre Arafat e Israel con la misma vehemencia con la que condenaron el acuerdo firmado en septiembre del año pasado. No hubo insultos.
Activistas enmascarados prendieron fuego a las banderas de Israel y los Estados Unidos arrancando rugidos de la multitud. Sólo los distrajo temporalmente el vuelo de una avioneta de reconocimiento israelí que zumbó en el cielo durante casi todo el acto. Con los puños en alto, algunos militantes gritaron "¡Fuera los sionistas de la tierra y los cielos de Palestina!"
Retórica moderada
"Que quede bien claro: las balas de nuestros combatientes de las Brigadas Ezedín El-Kassám. serán disparadas sólo contra los ocupantes israelíes", declaró uno de los oradores y sus palabras fueron quizás la más elocuente expresión de que el Hamás y sus aliados de la Yihad Islámica no pretenden enfrentarse con las fuerzas de Arafat. La amenaza de una guerra civil entre los palestinos adquirió alarmantes proporciones tras los cruentos incidentes del 18 de noviembre, pero tanto la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como los militantes islámicos han optado desde entonces por la moderación hasta en la retórica.Aunque resultaba ineludible evocar el episodio, los oradores clamaron por una investigación independiente para apuntalar las versiones de centenares de testigos oculares que acusan a la policía palestina de haber cometido la matanza. Arafat ha dicho que hubo fuego desde ambos lados, y ha sugerido que activistas armados del Hamás provocaron los enfrentamientos. También ha insinuado que agentes israelíes precipitaron los choques.
"La verdad tiene que salir a flote y Arafat debe admitir públicamente sus errores. Que él y nadie mas que él es el responsable de la matanza", declaró Ahmad Jarrub, un anciano cuyo hijo sigue en el hospital de Gaza con heridas en el tórax.
Ismail Haniyeh, un prominente líder del Hamás, propuso la apertura de un diálogo entre Hamás y el Gobierno palestino para evitar una guerra civil "que sólo serviría a los intereses de Israel". A los combatientes de las Brigadas Ezedín El-Kassám les pidió "tolerancia y cautela" para impedir el empeoramiento de la crisis. Eso sí, dijo, los Israelíes deben marcharse de todos los territorios ocupados, comenzando de los asentamientos de Gaza, que han demostrado ser el punto de mayor fricción entre los palestinos, leales y opuestos a Arafat, y el Ejército de ocupación.
Financiación extranjera
Mientras los militantes islámicos demostraban abiertamente los, poderes de convocatoria y movilización del Hamás, Arafat debatía la situación con su Gabinete a pocos kilómetros de distancia. La Autoridad Nacional Palestina está evidentemente preocupada por el curso que han tomado las cosas desde la matanza y, más que nunca, está tratando de obtener financiación extranjera. para mejorar las condiciones de vida en la paupérrima franja.Para Arafat, el descontento popular que se registra todos los días en Gaza es resultado de la pobreza y del incumplimiento de los gobiernos que se han comprometido a aportar millones de dólares para Impulsar el desarrollo económico de la autonomía.
Para los islamistas, sin embargo, los dólares no son todo. Quieren que Arafat negocie el retorno de los refugiados, la liberación de los prisioneros palestinos en cárceles israelíes y la retirada de las tropas de ocupación de todo el territorio palestino. El problema es que para movimientos como el Hamás, esto incluye lo que desde 1948 constituye el Estado de Israel.
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