Escohotado charla de madrugada sobre la droga
La sala Morocco abre un ciclo de conferencias con el escritor madrileño
Este experimeto tiene cierto aire porteño. La sala Morocco de Buenos Aires lleva tiempo pro gramando conferencias envueltas en humo de cigarrillos y con sabor a alcohol, charlas de madrugada que ahora se trasplantan al Morocco de Madrid de la mano de Antonio Escohotado (Madrid, 1941). Desde la semana pasada y todos los martes, la sala cede su escenario al escritor e historiador para que hable de las drogas. Escohotado, sin embargo, parece más inclinado a disertar sobre lo que le venga a la mente -"algo que sea espontáneo", dice-, manteniendo cierta distancia con respecto a su papel de defensor de la liberalización de estas sustancias tóxicas."Estoy aterrado con esta experiencia" comentaba el escritor madrileño momentos antes de subir a escena. "La posibilidad de que esto evolucione y se convierta en payasada de parlante es altísima", declaraba con sorna.
La charla que ofreció en la madrugada de ayer se asemejaba a una misa. Escohotado, el oficiante, susurraba palabras con su voz grave y ronca escoltado por un transexual. Sentado en un sillón art déco, reflexionaba acerca (le las drogas y la- política, la caída del muro y la cocaína. Enfrente, un centenar de feligreses atentos al discurso del maestro y en silencio. Cada uno comulgaba a su modo: unos bebían alcohol, otros rulaban canutos arropados por la cobertura ideológica que les brindaba Escohotado, cerveza en mano.
Clientela variopinta
La clientela que se acercó al templo, la sala Morocco, era variopinta. Amigos del escritor como el actor Guillermo Montesinos y el cantautor Luis Eduardo Aute, jóvenes grunge con perilla y gorra de béisbol colocada al revés, un par de rastafaris, uno de ellos ataviado con un gorro con la bandera jamaicana, y alguna que otra corbata.El oficio no duró más de 30 minutos. El público participó de forma activa, subiendo al escenario para charlar con Escohotado. "¿Tú qué te metes ahora?", le preguntaba un joven. "Yo ahora me drogo con malicia, no como cuando era joven", contaba el autor de la Historia de las drogas. "La cocaína no me gusta porque me destroza la nariz y las anfetaminas me gustan poco, pero he tomado para esta noche".
Conferencias nocturnas sobre droga en Morocco, c/ del Marqués de Leganés, la madrugada de los miércoles, a las 0.30 horas
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