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Manuel Azcárate: "La memoria histórica de los españoles está siendo mutilada"

El escritor presentó en Madrid su libro 'Derrotas y esperanzas'

El escritor Albert Camus dijo que el "resentimiento es una intoxicación" una frase para la que sobran ejemplos en la España actual que confirmen su verdad, y una verdad en las antípodas del talante y la obra Derrotas y esperanzas, del escritor Manuel Azcárate (Madrid, 1916). Azcárate, ex dirigente comunista, y editorialista de EL PAÍS, explica que escribió este libro porque siente que "la memoria histórica de los españoles está siendo mutilada". Derrotas y esperanzas (publicado por Tusquets), premio Comillas de Biografía y Memorias, fue presentado ayer por la tarde por Javier Pradera, Julio Segura -a quien está dedicado- y Antonio Muñoz Molina en la Residencia de Estudiantes de Madrid.

"Mis derrotas han sido bastante evidentes: la revolución de Asturias, la guerra civil, el mantenimiento de Franco tras la II Guerra Mundial, la liquidación del comunismo..., pero siempre he conservado la esperanza. Nunca tuve la mentalidad del derrotado", dice Azcárate, que hoy se declara "más escéptico y pesimista", aunque no abandone sus simpatías por la izquierda.Su libro, subtitulado La República, la guerra civil y la Resistencia, narra su experiencía personal y política desde sus primeros recuerdos -el asesinato de Eduardo Dato en 1921- hasta su expulsión del PCE en 1980, con el llamado grupo de los renovadores. Entre ambas fechas, Azcárate relata la aventura de un testigo activo de la historia del siglo XX: su etapa de formación en los ambientes liberales de la Institución Libre de Enseñanza y en Ginebra y Londres (su padre, Pablo de Azcárate, fue secretario general adjunto de la Sociedad de Naciones y embajador de la República en la capital británica); su compromiso político antifascista y afiliación a las Juventudes Comunistas en 1939; su participación en la guerra civil española y en la resistencia francesa; la clandestinidad y el exilio en París y Moscú; los años "tristes y grises" de la guerra fría, y el regreso a España.

Datos y hechos

Pero en Derrotas y esperanzas hay bastante más que datos y hechos: está el ambiente en el que creció y luchó una generación de españoles, "esas cosas que están siendo olvidadas e ignoradas, esos trozos de España que parecen perdidos". Azcárate señala que ésta ha sido la principal motivación que le impulsó a escribir sus memorias, contar cuál era "el clima de la juventud de la guerra civil, una historia que ha sido borrada ex profeso de la memoria de los españoles con la tesis oficial, intencionada y profundamente errónea, de que todos fuimos culpables".Esta es la idea más interesante para el novelista Antonio Muñoz Molina, que definió el libro de Azcárate durante su presentación como "una memoria práctica, de gran valor pedagógico e imprescindible. para entender el presente".

El autor de Beltenebros destaca el valor del diálogo con una generación que vivió acontecimientos y debates históricos que siguen siendo actuales". "Vivieron la Institución Libre de Enseñanza, que fue el primer intento por modernizar el país, la primera tentativa de democracia en España con la República y el ascenso del fascismo. Aún hoy estamos ante esos fantasmas. y conocer la experiencia de la generación de Azcárate nos sería muy útil para combatirlos.

Muñoz Molina añadió otro interés personal en las memorias de Azcárate, y es que la vida de su generación ocupa un lugar destacado en su imaginación novelesca como escritor. "El libro", dijo, "aporta un tono del tiempo pasado, que está en el presente, que recuerda a los Episodios nacionales de Galdós y que permite ser leído como novela, historia o biografía".

Javier Pradera resumió con las palabras "emoción y admiración" la lectura de Derrotas y esperanzas y destacó "el sentido del deber, la capacidad de sacrificio, la modestia personal y la coherencia moral" del autor. Pradera subrayó que el libro representa "una bocanada de aire fresco en la actual, atmósfera polucionada que vivimos, un alivio estético y ético en estos tiempos de mezquindad: al final de la dictadura surgieron opositores de conciencia al franquismo y liberales reprimidos que pasaron de ejercer la censura a pretenderse campeones de la libertad. Ahora han inventado una nueva variante" la de los monárquicos, que se presentan como únicas víctimas de la dictadura, lo que es un insulto a los que dieron su vida contra el franquismo".

El catedrático de teoría económica Julio Segura, a quien Azcárate dedica su libro, "que encierra las claves para entender qué es Europa y España en el siglo XX", resaltó el carácter de "hombre ejemplar y comunista singular" del autor.

Personajes

Tras reconocer su desconfianza por las memorias como género literario -"es inevitable que el autor se dé la razón retrospectivamente"- y, concretamente, que en este libro "el peso de la reflexión política sepultase la vivencia personal", Segura afirmó que Derrotas y esperanzas es un libro "apasionante", en el que Azcárate "no tiene nada que vender ni justificar" y por el que desfilan personajes capitales del siglo, como Picasso, Juan Negrín, Giacometti o Fernando de los Ríos.Manuel Azcárate agradeció estas palabras y confesó que había escrito sus memorias, para contar mi verdad, porque hay cosas que si no las escribía, como lo que me dijo personalmente Negrín cuando salimos en avión de Cartagena al final de la guerra, nadie lo iba a hacer".

Entre los asistentes al acto -que, como la semana pasada en el homenaje al general Vicente Rojo, desbordaron el aforo de la sala de conferencias de la Residencia de Estudiantes- se encontraban, entre otros, Joaquín Almunia, Miguel Gil, Almudena Grandes, Nicolás Sánchez-Albornoz, Eduardo Mangada y Andrés Ortega. En el ambiente flotaba un sentimiento, la máxima de Luis Cernuda con la que Muñoz Molina concluyó su intervención: "Recuérdalo tú y recuérdalo a otros".

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